Ivan Noble – Preguntas Equivocadas (2003)

Ivan Noble - Preguntas Equivocadas (2003)

Puntaje del Disco: 6,5

  1. Viento en Proa: 6
  2. Dejás la Cara y Te Vas: 5,5
  3. Un Minuto Antes de Dejar de Quererte: 6,5
  4. Argentinamente: 7
  5. Tocado: 7,5
  6. Respirar: 5
  7. Preguntas Equivocadas: 6,5
  8. Aburrido: 4
  9. A Los Abrazos Con Mis Malos Modales: 7
  10. Princesa Tibia: 6,5
  11. No Cuentes Conmigo: 8
  12. Amor a Tercera Vista: 6
  13. Las Malas Compañías: 7,5

«Hay como una cosa del folklore del rock nacional que cuando el cantante de una banda se hace solista, hay en principio como una mirada de soslayo. A ver por qué se separó. A ver si vale la pena que se haya quedado solo. Yo no sé quién cuernos va a escuchar este disco y eso, por otro lado, me da una gran sensación de libertad. Pienso que el público de base puede ser el de los Caballeros, pero también que una porción de ese público estará desconfiado, enojado, resentido o triste por la separación de la banda. Lo entiendo, pero sólo pido una oportunidad, como se le dice a una ex novia. En este caso que escuchen el disco.» De esta forma teorizaba Ivan Noble sobre que sensaciones tendría el público de Los Caballeros de la Quema con el inicio de su carrera solista.

Al tiempo que desarrollaba su faceta como actor, en tiras televisivas y una película, Ivan se la pasaba componiendo. Y a su vez a los que serían sus acompañantes para grabar su disco debut. Llegaron el bajista Beno Guelbert (ex La Zimbabwe, Man Ray, Las Pelotas, etc.) y el baterista, de origen mexicano, Fernando Torreblanca, Ariel Lobos, un viejo amigo de Noble, se hizo cargo de las guitarras y Sufián Cantilo trajo sus pianos, teclados y programaciones. Con esta formación grabaría Preguntas Equivocadas (2003).

Sobre las expectativas generadas por el lanzamiento Ivan siempre ingenioso lo definía de la siguiente forma: “Con mucha humildad quisiera que fuera mi carta de presentación en el universo de los solistas argentinos, que son interesantísimos. No tienen nada que envidiarles a los anglosajones. Páez no está lejos de Elvis Costello. Y Sabina, que es casi argentino, escribe canciones tan enormes como las de Tom Waits o Leonard Cohen.” Y agregaría sobre su lugar en el rock nacional: «¿Viste esas películas de la mafia de Scorsese o la serie «Los Soprano», donde los capos se juntan en una mesa y hay uno, que es como el iniciado, que sirve las copas y pregunta quién es cuando tocan a la puerta? Yo me imagino en esa mesa a los García, a los Páez, a los Calamaro, a los Gieco y yo sirviéndoles los tragos.»

En Preguntas Equivocadas queda verdaderamente poco de lo que hacía con Los Caballeros. El rock esta casi ausente y encontramos temas básicamente pop intercalados con alguna balada interesante.
Sobre el sonido que buscó alcanzar y sus nuevas inquietudes musicales reflexionaría lo siguiente: “Quería incorporar máquinas y sonidos que para mí eran nuevos. Es parte de un proceso de curiosidad y de desprejuicio. Durante un tiempo ironicé mucho sobre la música electrónica, como un gesto de provocación y sabiendo que hablaba de algo de lo que no conocía a fondo. Pero en determinado momento empecé a escuchar música que incorporaba elementos electrónicos, como Morcheeba Massive Attack, y me pareció que iban por un camino interesante. Lo que sí tuvo claro desde el inicio es que quería hacer un disco de canciones, ser un cantautor. El rock en sí a veces esconde el género canción, le pega un codazo. Y, al revés, los cantautores mandan al cuarto de servicio, a la escalera de incendio, a la banda. Yo no quería que ninguna de esas dos cosas pasen. Esa es mi búsqueda.”

Lamentablemente la carrera del líder y cantante de Los Caballeros de la Quema entre 1990 y el 2002, se iría volcando cada vez más hacia lo romántico y melódico e iría progresivamente abandonando el rock que lo vio nacer y que le posibilitó hacerse conocido. Una especie de Rod Stewart, autóctono que descubrió que ganaba mucho más haciendo temas menores en tono pop que con el rock de sus primeros años.

F.V.

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