Finalmente y luego de varios rumores que surgieron en los últimos años sobre su vuelta a la Argentina, Sir Paul McCartney regresó a tierras criollas después de sus presentaciones en 2010 en la Ciudad de Buenos Aires. Esta vez, iniciando el One on One Tour en el Estadio Mario Alberto Kempes de la Ciudad de Córdoba, la leyenda del pop rock mundial desembarcó en la La Plata para brindar el primero de los dos recitales que tendría programado en dicha localidad.
En un atardecer que comenzaba a vislumbrar una noche muy fría, la Ciudad de las diagonales se poblaba de seguidores que debían sortear no sólo las bajas temperaturas, sino también las incoherencias organizativas, sin saber bien dónde estaban los ingresos según cada ubicación. Que las puertas estén previstas para abrirse a las 18 hs. cuando una hora más tarde estaba programado que toque la banda soporte El Kuelgue, era llamativo y daba la pauta de que los horarios no se respetarían. Más sorprendente fue haber encontrado a gente de la organización ofreciendo a quienes poseían entradas para Campo, canjearlas por Plateas. Sería acaso que las ventas no fueron las esperadas y no sería buena imagen ver las Plateas semi vacías?.
Al margen de esa desprolijidad y de no haberse cumplido el pedido de Paul de no vender carne en las inmediaciones (mención aparte a la genialidad criolla de nombrar a uno de sus platos como “Mc Carne”), el ingreso al Estadio se realizó sin inconvenientes, dando tiempo al grupo soporte a presentarse y dejar el escenario para que Chris Holmes, el DJ que viene acompañando a Paul en sus giras, envolviese al público con versiones raras de temas de The Beatles y McCartney, mezcladas con clásicos de Chuck Berry y Little Richards, entre otros.
A las 21.15 y cumpliendo con el horario estipulado, el ex Beatle hizo su aparición en el escenario con un saco azul y una figura envidiable para su edad, acompañado luego por la banda de músicos que desde hace tiempo vienen rodando por el mundo. “A Hard Day’s Night” inició el recital haciendo saltar y vibrar a los miles de fanáticos que buscaban hacerle frente al frío. Siguieron “Save Us” del disco New y nuevamente otro clásico Beatle como “Can’t Buy Me Love”. “Hola, chicos!” fue el saludo elegido para dar la bienvenida a lo que sería una verdadera fiesta, y a partir de entonces se fueron alternando clásicos del repertorio de los cuatro de Liverpool (“Here, There and Everywhere”, “You Won’t See Me”, “Lady Madonna”, entre muchas otras) con sus tiempos en The Wings como “Nineteen Hundred and Eighty-Five”, y otras de su carrera solista. “My Valentine”, dedicado a su actual esposa Nancy y “Maybe I’m Amazed”, compuesto para Linda fueron junto a “Black Bird”, de las baladas más hermosas del repertorio elegido.
Siempre atento a los ánimos de público y con sus características miradas cómplices, McCartney encantaba al público argentino con cada palabra, animándose incluso a intercalar frases en un muy entendible español. Fue una noche de muchas emociones, especialmente cuando Paul recordó a su amigo John dedicándole “Here Today” y acompañó al público con los acordes del “Olé Olé Olé Lennon, Lennon” típico del público argentino. George Harrison también fue recordado con una hermosa interpretación de “Something” en el ukelele y antes de los bises “Band on the Run” y “Live and Let Die” sonaron con una puesta de fuegos artificiales y explosiones de gran nivel. La infaltable “Let It Be”, con Paul en el piano, fue una caricia directa al corazón, mientras que “Hey Jude” puso de pie a todo el Estadio para acompañar en los coros.
Después de casi dos horas sin detenerse, la banda ingresó a bastidores y luego de unos minutos, el regreso lo trajo a Paul con su guitarra acústica tocando “Yesterday” como si aquel joven que salía a escena por primera vez en los años sesenta. Con todo el Estadio de pie para disfrutar las últimas piezas de un concierto impecable, “Get Back” (no incluida en el setlist original), contó con la participación de Leila, una niña que subió al escenario junto a su mamá para darse el lujo de “tocar” el bajo junto a la leyenda. “Birthday”, “Golden Slumbers” y “Carry That Way” comenzaban a marcar el final del recital, que, como no podía ser de otro modo, finalizó con “The End” y con Paul esfumándose detrás de una cortina de humo, aunque no antes sin agradecer a sus músicos, colaboradores y por supuesto a su público fiel, que lo idolatra como el verdadero Maestro de la música que es. Gracias Paul por volver, gracias por este hermoso recital y gracias por permitirnos ser testigos de la historia viva de la música!.
Piro