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Snot – Get Some (1997)

Snot - Get Some (1997)

Puntaje del Disco: 6,5

  1. Snot: 6,5
  2. Stoopid: 6
  3. Joy Ride: 8
  4. The Box: 6,5
  5. Snooze Button: 7,5
  6. 313: 7
  7. Get Some: 6
  8. Deadfall: 7
  9. I Jus’ Lie: 6,5
  10. Get Some O’Deez: 6
  11. Unplugged: 6
  12. Tecato: 7,5
  13. Mr. Brett: 6
  14. Get Some Keez: 5,5
  15. My Balls: 6,5

Snot fue una banda estadounidense de funk metal, nu metal y punk, una de las primeras (y quizá de las mejores) en abanderar esa amalgama de estilos que se llamaría a la postre nu metal. Se formaron en 1995, con el cantante Lynn Strait, el bajista Lethal Dose y el guitarrista Mike Doling, incorporando nuevos miembros en los años posteriores.

Snot son en sí una rara avis en su género. Casi todos los grupos de nu metal que son -mundialmente- conocidos tienen o han tenido un gran éxito comercial, pero malas críticas. Snot son el caso inverso: muchos alabaron su buena capacidad de sintetizar los ritmos del hardcore y del funk, y un toque hip hop con las estructuras del metal clásico, pero las ventas no se expandieron masivamente más allá de su California natal.

El álbum comienza con «Snot», un tema metal muy clásico, una especie de mezcla entre el culto al riff de Black Sabbath y el funky ochentero de Red Hot Chili Peppers. «Snooky» sigue la línea, evocando los mejores tiempos de Rage Against The Machine, aunque con menor acierto. Pasamos luego a «Joy Ride», la gran joya de este disco. Un témpano hard rock a la vieja usanza perfectamente pensado y combinado con velocidad y con una letra que encaja a la perfección.

La fórmula en todos los temas suele ser prácticamente la misma. Encontramos las vertientes thrash y grindcore en «My Balls», en la que recuerdan la rabia de los Napalm Death, la adictiva «Snooze Button» con melodías a lo Tom Morello, el thrash metal de influjo Motörhead de «Deadfall» (otra de las destacadas con un desconcertante toque de banjo incluido), así como otras canciones que pueden englobarse más propiamente en el nu metal, sobre todo «The Box», tema que les emparenta con Korn y con Limp Bizkit, «I Jus’ Lie», con una doble voz y un reseñable bajo grindcore muy influyentes en los años siguientes o la menos inspirada «Get Some», tema bien construido pero que únicamente busca el estribillo fácil.

En el álbum, los californianos nos ofrecen también tres instrumentales, siendo «313» sin duda el más original. Quizá ésta sea la pieza más «experimental» de la banda y de todo el nu metal junto con «Shoots and Ladders» de Korn y «Nobody Like You» de Limp Bizkit. «Get Some O’Deez», deudora de Red Hot Chili Peppers, y «Get Some Keez», un soul instrumental con un ritmo clásico del nu metal, pasan aquí sin pena ni gloria para el oyente, al igual que la divertida (y esta vez cantada) «Mr. Brett».

Don’t believe the lies nos cantan en «Umplugged», mensaje y música que no se salen del estilo marcado, mientras que «Tecato», otro de los indiscutibles puntos fuertes del disco es un tema de mayor inspiración punk, con ramalazos de Sonic Youth y evocaciones a la filosofía cuasi depresiva de Mission of Burma, resumiendo perfectamente el estilo y el mensaje principales del disco.

En resumen, no estamos ni de lejos ante una de las piedras filosofales de la historia del metal (a excepción del primer disco de Korn ninguno de los discos de la ola nu metal lo es) pero no deja de ser, con sus fallos y su, por momentos, evidente falta de ideas, un conjunto disfrutable de canciones que mezclan el rap, un bajo funky y la rapidez guitarrera del thrash que gustarán a cualquier fan del género, y que supera con mucho a otros grupos del estilo mucho más encumbrados y comerciales.

Ruben S.

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