Puntaje del Disco: 8,5
- Little Faces: 9
- Oz is Ever Floating: 8
- Mr. Oysterhead: 8
- Shadow of a Man: 8,5
- Radon Balloon: 8,5
- Army’s on Ecstasy: 8,5
- Rubberneck Lions: 8,5
- Polka Dot Rose: 9,5
- Birthday Boys: 8
- Wield the Spade: 8
- Pseudo Suicide: 8
- The Grand Pecking Order: 8,5
- Owner of the World: 9,5
En abril del 2000, Superfly Productions le pidió a Les Claypool, bajista de Primus, que conformase una banda para presentarse al festival de Jazz de New Orleans. Claypool se contactó con Trey Anastasio, guitarrista de Phish, y juntos se le animaron a Stewart Copeland, ex-baterista de The Police. Tres integrantes de tres bandas que lo único que tienen en común son los instrumentos y que empiezan con la letra “P”.
Por supuesto, existen puentes, y por eso es que conformaron la superbanda Oysterhead, y luego de dar el espectáculo, decidieron que bien podrían editar un disco con las canciones presentadas. Y meses después nació The Grand Pecking Order, un híbrido que combina tres voces bastante disímiles pero que logran una mixtura que, de alguna manera u otra, es más que una mera sumatoria de las partes. Y eso que los estilos vocales de los tres son bien diferentes.
En efecto, si bien es fácil rastrear el denso bajo de Claypool, la fluida y tradicional guitarra de Anastasio y la eternamente-back-up batería de Copeland, los tres lograron independizarse un tanto de sus respectivas tradiciones musicales para intentar generar algo nuevo. Con matices, por supuesto. La lúgubre y psico-funk “Shadow of a Man” exclama Primus a gritos, la lúdica alterno-jam “Radon Balloon” bien podría estar firmada por Phish. Sin embargo, canciones como “Army’s on Ecstasy” o “Polka Dot Rose” muestran, no ya un cambio de direcciones total -cual panqueque revoloteado inclemente por el aire-, sino una diferenciación de los caminos recorridos y una nueva tesitura musical.
Todas las canciones tienen una complejidad mínimamente ambiciosa, y puede verse una buena cristalización de esto en “Little Faces” o “The Grand Pecking Order”. “Owner of the World”, si bien repetitiva y cíclica, es adictiva.
The Grand Pecking Order es mejor que el tradicional resultado de las super-bandas, aunque uno no puede evitar pensar que aún podría haber estado un poco mejor.
La curiosidad: Una vez que se anunció la creación de la banda y que estaban componiendo temas exclusivamente para el show, el valor de las entradas alcanzó niveles astronómicos. Matt Groening y Francis Ford Coppola se encontraron entre aquellos que estaban dispuestos a pagar más de 2.000 dólares para ver a Claypool, Anastasio y Copeland en el Teatro Saenger de New Orleans.
Barba