Puntaje del Disco: 7
- Losing Touch: 8
- Human: 9
- Spaceman: 8,5
- Joy Ride: 6
- A Dustland Fairytale: 7,5
- This Is Your Life: 6,5
- I Can’t Stay: 6,5
- Neon Tiger: 6,5
- The World We Live In: 7
- Goodnight, Travel Well: 7
En los últimos años hay grupos que se instalaron con justicia por su capacidad. Pero también están aquellas bandas que son más una moda que un derroche de talento. The Killers forma parte de esta última gran elite.
The Killers en sus trabajos iniciales había demostrado ser un grupo decente, agrandado, si escuchamos declarando a su líder Brandon Flowers, y también un poco inflado por la crítica. Esta naturaleza no la perdieron, sino que también tuvieron ganas de mostrarse como lo más “copado” de la actualidad. ¿Y cómo lo hicieron? Componiendo música más bailable. Sí, The Killers se transformó en una banda de baile, de boliche. Y esto ya se podía prever desde que Flowers anunció que su tercer álbum tendría el estilo dance de Stuart Price, reconocido por colaborar con Madonna.
Sin embargo, esto no es un defecto. La nueva onda que adoptaron en Day & Age les permitió alejarse menudamente de lo que venían haciendo, pero ayudando a consolidar su propio sonido. Es como Brandon Flowers diría: «Sentíamos que Sam’s Town era como la continuación de Hot Fuss, y también sentimos que este álbum es una continuación de Sam’s Town. Pero al mismo tiempo, Day & Age es totalmente diferente a los dos álbumes. Es un poco como mirar a Sam’s Town desde Marte».
Ahora bien, el problema en sí fue el resultado que dejó Day & Age. Es un disco más endeble que sus predecesores, repleto de ensayos dance de distinta índole, que preponderan su ridícula ambición, pero sin gran suceso. Por ejemplo, aparecen experimentos bailables con cierto aire caribeño (con saxofón y todo) como “I Can’t Stay” y “Joy Ride” que apenas funcionan.
Lo rescatable de Day & Age es, por más payasezco que resulte, que hacen prevalecer su estilo sin preocuparse tanto por la grandilocuencia de sus temas como sí pasó en Sam’s Town. Y es así como aparecen hits como “Human” y “Spaceman” que lo favorecen, e incluso son mejores que varios de las canciones de sus discos anteriores. Solo faltaría que el resto del material cumpla un papel más relevante que decorar el disco… como las palmeras que ponen en sus presentaciones.
Persy