Deerhunter – Cryptograms (2007)

Puntaje del Disco: 8

  1. Intro: 8,5
  2. Cryptograms: 9,5
  3. White Ink: 8
  4. Lake Somerset: 9
  5. Providence: 7
  6. Octet: 8,5
  7. Red Ink: 6,5
  8. Spring Hall Convert: 8,5
  9. Strange Lights: 7,5
  10. Hazel St.: 7
  11. Tape Hiss Orchid: 6
  12. Heatherwood: 7

Deerhunter es una banda de rock psicodélico y shoegaze formada en 2001 en Georgia, Estados Unidos, y liderada por Bradford Cox, Colin Mee y Lockett Pundt, la cual ha sufrido varios cambios e incorporaciones nuevas a su formación en los años sucesivos a su gestación.

En el año 2005 editaron Turn It Up Faggot, su primer álbum de estudio. Dos años más tarde se publicaría Cryptograms, el disco que les pondría en boca de buena parte de la crítica y el público indie en USA y en el resto del mundo, y en el que empezarían a mostrarse como una de las puntas de lanza del revival post-punk y shoegaze de la última mitad de década.

Es de importancia destacar el notable cansancio, casi suplicio que pasó el grupo durante todo el proceso de grabación del disco, percepción que se hace evidente en la heterogeneidad entre las canciones y en las propias palabras de Bradford Cox. Pasada tan solo la primera escucha, el oyente puede distinguir un leitmotiv común desde la “Intro” hasta “Red Ink”, y otro hilo conductor bastante diferente a partir de “Spring Hall Convert”.

Así pues, establecida esta peculiar “división”, el disco nos da la bienvenida con una palpitante “Intro”, cuyos loops recuerdan a los pioneros del avantgarde, y nos conduce lentamente hacia la canción que da nombre al álbum. La fabulosa “Cryptograms” supone uno de los picos creativos de la banda, un tema de inspiración kraut sobre una base punk en el que sobresale la sección rítmica de guitarra y bajo y la voz pulsante de Cox creando una atmósfera confusa y repetitiva.

Seguimos con “White Ink”, un auténtico ejercicio de shoegazing ambiental a base de guitarra y efectos a lo Flying Saucer Attack para dar paso a la “Lake Somerset”, otra de las destacadas por su ritmo adictivo y su cadencia de bajo de inspiración ska y post-punk. “Providence” muestra vestigios orientales y medievales occidentales y nos conduce de manera más abrupta a “Octet”, otro tema muy rítmico con reminiscencias del noise rock, aunque sin abandonar la experimentación que envuelve a esta primera parte del álbum, que concluye con la intrascendente “Red Ink”, otra muestra de música ambiental.

La segunda parte del disco, menos experimental y con una psicodelia más al uso, se inicia con “Spring Hall Convert”, que recuerda vagamente a Tortoise, y que hace un uso mucho más convencional de las voces, acompañadas aquí por una melodía más relajada. La lisérgica “Strange Lights” parece haber sido escrita por algún miembro de Elephant 6  o por Brian Wilson.

El disco finaliza con “Hazel St.”, que puede servir como compendio de lo anteriormente escuchado, la eclesial “Tape Hiss Orchid” y “Heatherwood”, una mezcla a caballo entre los primeros Pink Floyd, The Velvet Underground y XTC.

En resumen, Cryptograms supuso un paso adelante para Deerhunter, y un punto imprescindible de partida para todo aquél que quiera adentrarse en la música de una de las bandas más representativas de nuestro tiempo.

Ruben S.

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