The Magnetic Fields – Distant Plastic Trees (1991)

The Magnetic Fields - Distant Plastic Trees (1991)

Puntaje del Disco: 7

  1. Railroad Boy: 8,5
  2. Smoke Signals: 8
  3. You Love to Fail: 7
  4. Kings: 5
  5. Babies Falling: 4,5
  6. Living in an Abandoned Firehouse with You: 7
  7. Tar-Heel Boy: 6,5     
  8. Falling in Love with the Wolfboy: 7
  9. Josephine: 6,5
  10. 100,000 Fireflies: 8,5
  11. Plant White Roses: 7

Surgido a principios de los 90s, The Magnetic Fields son una banda de Indie Pop que llamó mucho la atención durante toda esa década, particularmente mediante sus llamativos singles  y sobretodo por su ambicioso álbum 69 Love Songs (Si, como se escucha, es un disco triple compuesto por 69 canciones).

Distant Plastic Trees es el disco que dio inició a la extensa carrera de esta agrupación y marca con claridad las bases de lo que son y siempre serían The Magnetic Fields: Música Pop en sus distintas variaciones; Synth-pop, Dream-Pop y elementos de Noise-pop con letras cálidas y resonantes que generalmente hablan del amor. Y todo es dirigido por el multi-instrumentalista, productor y compositor Stephin Merrit, en resumen la mente y motor del grupo. Pero no hay que dar todo el merito a Merrit, ya que en el caso de este disco la cantante Susan Anway se encarga de las vocales completamente.

El aire de este trabajo es inocente, la percusión es sencilla y todas las canciones van marcadas por el uso del teclado o sintetizador. Tenemos algunos puntos altos como lo son la emotiva “Railroad Boy”, su consecuente “Smoke Signals” que cuenta con una de las mejores melodías de teclado del disco y por último está el single más conocido en la historia de la banda “100,000 Fireflies” una inocente y hermosa pieza que evoca melancolía pura..

Pero así como hay puntos altos, hay puntos bajos y puntos muy bajos que lastiman al disco, a excepción de las tres canciones ya mencionadas, el resto del disco resulta muy genérico y por allí hay un par de molestias que están entre lo peor que Merrit ha fabricado, me refiero a la ruidosa “Kings” y a la aun más molesta “Babies Falling” con un sonido burbujeante que fastidia. No obstante lo que más decepciona es la deficiente calidad de la instrumentación (a veces los teclados parecieran melodías de NES) y una producción que deja bastante que desear. El efecto que esto produce es que el disco pierda trascendencia, al punto de que en reediciones posteriores se combinara con su predecesor The Wayward Bus en forma de un disco doble, con el fin de hacerlo más llevadero.

Se necesitarían unos dos discos más para que la agrupación de Merrit entrara en su mejor momento y entregara obras más concisas.

Gera Ramos

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