La quinta fue la vencida para Game of Thrones. Luego de varios años en los que no pudo ganar tapada por la maestría de Breaking Bad, la serie inspirada en los libros de George R.R. Martin tuvo que esperar a que no este más en el aire el fantástico programa de Vince Gilligan para poder hacerse del premio a la mejor serie del año.
Pero saben qué, este año tampoco se esperaba que ganará Game of Thrones. Las apuestas estaban en que Mad Men con su final de serie tuviera su reconocimiento especial. Solo Jon Hamm logró hacerse del premio a mejor actor protagónico de una serie de drama. Pero sonó un poco a premio consuelo para Mad Men.
De esta forma, Game of Thrones logró un premio que merecía llevarse antes. Ya que seamos realistas, está no fue la mejor temporada de la serie. La cuarta tranquilamente merecía ese galardón. Pero tuvo muy buenos episodios y mantuvo un nivel muy bueno. Y si de episodios hablamos, el décimo de la temporada, «Mother’s Mercy», recibió el premio a la mejor dirección y al mejor guión. ¿Cómo no serlo? Todavía se sigue hablando de su muy fuerte final.
Pero además, parece que los enanos dan suerte. Peter Dinklage (nuestro querido Tyrion) se hizo del premio al mejor actor de reparto cuando parecía que Jonathan Banks (sí, Mike de Better Call Saul) se iba a quedar con él.
También hay que decir que Game of Thrones batió records como la serie más ganadora. En total se llevó 12 estatuillas. Las otras 8 son de los Emmys más bien «técnicos y creativos».
Dejemos de hablar de esta grandiosa serie un poco. La otra gran ganadora de la noche fue otra serie de HBO, Veep, desde el aspecto comedias. Superando a Transparent que tenía muchas chances de llevarselo. Cosechando además otros premios como mejor actriz (Julia Louis-Dreyfus), mejor actor de reparto (Tony Hale), mejor guión de comedia.
En lo que es Miniseries, tengo que reconocer que no vi ninguna de este año. Dudo que alguna haya estado a la altura de lo que fue True Detective o Fargo en el 2014. Pero lo cierto es que Olive Kitteridge fue la mejor del 2015.
Así se fueron otros Emmys, en donde HBO se impuso sobre el resto con Game of Thrones a la cabeza. Finalmente y con justicia se superó el estigma de que no se puede premiar una serie con fantasía. Y si lo analizamos contra la competencia que tenía enfrente había muy buenas series como Better Call Saul, otras que a mi gusto decayeron como House of Cards y Orange is the New Black (metida en la categoría Drama cuando el año pasado era una aparente Comedia). De esta forma el producto del que habla todo el mundo hoy en día, Game of Thrones, se quedó con el el «trono» que ocupaba antes Breaking Bad de mejor serie del momento.
Persy