Riel – Riel (2012)

Puntaje del Disco: 10

  1. Antonio: 10
  2. Belgrano: 10
  3. Desalojo: 10
  4. Pedaleando: 9
  5. Cadáveres: 9
  6. Celina: 8
  7. Merienda: 10
  8. Huffer: 9

El homónimo (y primer LP) de Riel, dúo porteño conformado por Mora en guitarra y voz y Germán en batería, resalta por la sencillez de su grabación y una premisa nueva para los conjuntos de guitarra y batería. Obviando comparaciones vagas con los Black Keys y los White Stripes, Riel planta la semilla de una carrera ejemplar como banda en este LP de 17 minutos, disfrutable por donde se mire.  Grabado con tan solo una guitarra en limpio y una batería, nos presenta a un dúo que hace de su minimalismo su fuerza, con cortes y cambios abruptos, fills de batería creativos y una guitarra igual de original, que dista del trabajo con pedales que Mora experimentaría en futuros lanzamientos.

El disco arranca con el dúo instrumental “Antonio”/”Belgrano”: gran introducción gran. Sigue “Desalojo”, con una fórmula simple que roza lo noventoso, pero fiel al estilo de la banda. Destaca la guitarra que, aun sin una distorsión a la que estamos acostumbrados en un tema del “género”, brinda la potencia y lo lleva adelante sin problemas. Instantáneamente después seguimos “Pedaleando”, otro instrumental: la introducción vislumbra una unión entre acordes también muy usual en las composiciones de Mora y Germán, y la combinación perfecta entre guitarra y batería le da esa peculiaridad que no se encuentra en otros discos. Admito que me vi esperando la irrupción de un fuzz violento, pero la falta del mismo confirma la calidad como músicos de ambos.

“Cadáveres”, por otro lado, comienza con un arpeggio hipnótico seguido por la vuelta de Mora a la voz; “Estoy cada vez más atrás, canto cada vez peor, toco cada vez peor”. Definitivamente no concuerdo con ella. Si hay algo que suma es la cadencia propia de su voz, notas altas con una base sólida. Le sigue “Celina”, en la misma clave que el tema anterior.  Las cosas se ponen más oscuras.
Llegamos a “Merienda”, un clásico instantáneo. Las pausas sincrónicas entre batería y guitarra se sienten hasta los huesos. Mora nos invita a tomar el té, y por mi parte, acepto plácidamente.
El disco termina con “Huffer”, un cover de The Breeders, que admito que me gusta incluso más que la versión original. Destaco el acento argentino de Mora al cantar en inglés, y los pequeños detalles de la guitarra que sirven al goce del amante del lo-fi.

Un gran primer LP para una banda que es hoy en día uno de los estandartes de la escena nacional.

Joel Galanternik

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