David Bowie – Never Let Me Down (1987) [Remezcla 2018]

 

Puntaje del Disco: 6

  1. Day-In Day-Out: 2
  2. Time Will Crawl: 7
  3. Beat of Your Drum: 6
  4. Never Let Me Down: 8
  5. Zeroes: 8
  6. Glass Spider: 6
  7. Shining Star (Makin’ My Love): 7
  8. New York’s in Love: 4
  9. ’87 and Cry: 7
  10. Bang Bang: 5

Nadie que haya vivido puede dejar de fantasear aunque sea de vez en cuando con regresar en el tiempo y rectificar errores pasados. La experiencia, ese nombre sofisticado que le damos a nuestro cúmulo de errores, nos permite revisar situaciones y descubrir que había mejores formas de actuar, mejores soluciones que aportar a los viejos problemas.

Eso es lo que intentó hacer David Bowie en 2008, cuando aprovechó la compilación “iSelect” para remezclar una canción de su repudiado decimoséptimo disco de estudio Never Let Me Down. En esa ocasión, Bowie despojó al track “Time Will Crawl” de toda su parafernalia ochentosa (sintetizadores, baterías electrónicas con toneladas de reverberación) y nos demostró que debajo de todo ese artificio, había una buena canción. Tras el suceso del experimento, el músico inglés suspiró: “ah, si pudiera rehacer el resto de ese álbum”.

Diez años después, Mario J. McNulty, responsable de la ingeniería detrás del remix de “Time Will Crawl”, decidió hacer honor al deseo de Bowie y se reunió con varios de sus colaboradores asiduos (Reeves Gabrels, David Torn y Sterling Campbell, entre otros) para reimaginar el disco y editarlo como curiosidad en la última caja dedicada al artista, “Loving The Alien”, que recopila su período de los años 80.

Comenzamos con “Day in-Day Out”, por lejos una de las peores composiciones del cantante. Los cambios realizados son apenas perceptibles y, de todas formas, nada podría salvar una canción tan horrible. Seguimos con la semilla de todo este proyecto, “Time Will Crawl”, en la misma versión aparecida en “iSelect”, para luego dar paso a “Beat of your drum”, la cual mediante un elaborado arreglo de cuerdas y poniendo énfasis en la voz de crooner de Bowie, se redescubre como otro buen tema que había sido embarrado por la producción original.

A continuación está el tema que da título al disco, lo cual no es de extrañar, ya que es una de las mejores composiciones de un álbum mediocre tirando a malo. La harmónica, la voz en falsete, los guiños a John Lennon y la sincera letra de agradecimiento a Coco Schwab (asistente y amiga cercana del cantante) eran todos puntos altos de la canción original, los cuales se ven ahora favorecidos con una producción atemporal. No hay grandes cambios, pero sí los necesarios para terminar de pulir un buen tema.

“Zeroes”, el tema siguiente, era otra canción rescatable del disco original. Compuesta como un homenaje al rock de los 60, la nueva versión brilla a base de su guitarra acústica de 12 cuerdas, un sitar y la poderosa melodía vocal. Continúa “Glass Spider”, el tema experimental del disco, que si antes sonaba como un frenesí de sintetizadores y cajas de ritmo, ahora se ubica en la temporalidad de trabajos como “Outside”.

Llegamos a la recta final con “Shining Star (Making My Love)”. Según McNulty, fue la pista que más trabajo le costó: «La programación original era un desastre y el rap (interpretado pobremente por el actor Mickey Rourke) salía de la nada”. La canción tiene un fluir más interesante ahora, y la parte vocal de Rourke fue reemplazada por la mucho más competente Laurie Anderson. En el terreno de lo insalvable está “New York’s in love”, “87 and cry” quedó prácticamente igual y en el caso de “Bang Bang”, cover de Iggy Pop que oficia como cierre del álbum, el arreglo de cuerdas no resulta efectivo como en otras oportunidades.

Mención aparte merece la omisión de “Too Dizzy”, incluida sólo en la tirada original del álbum y posteriormente eliminada de todas las demás reediciones, a pedido del propio Bowie, quien detestaba la canción y su letra misógina. Tampoco se intentó rescatarla aquí.
Dicho todo esto, cabe preguntarse: ¿Valió la pena el trabajo realizado? ¿Eran canciones buenas mal producidas o se está intentando envolver en papel de regalo un pedazo de bosta? ¿Es la nueva versión de Never Let Me Down un buen disco? Cada uno sacará sus conclusiones. La mía es que, si bien algunas canciones quedaron mucho mejor, otras siguen siendo igual de atroces. Las remezclas tampoco pueden hacer milagros. A la hora de escuchar el álbum completo, todavía está lejos de ser una joya oculta, pero al menos es mucho más disfrutable para aquellos que no toleran el sonido de los ochenta.

Camilo Alves

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