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107 Faunos – Madura el Dulce Fruto (2018)

Puntaje del Disco: 8

  1. El Baile del Fantasma: 7
  2. Neón en la Selva: 9
  3. Una Geoda: 9
  4. Pico Tres (con Las Ligas Menores): 10
  5. Dunedin (con Santiago Motorizado): 8
  6. El Óxido Sonoro: 7
  7. Besar la Medallita: 7
  8. El Ataque Suave: 7
  9. Llorando en la Mansión Prestada: 6
  10. Transparente: 9
  11. Buzo con Capucha (con Tom Quintans): 8
  12. Amante de la Velocidad: 10
  13. El Jardin de Cemento: 8

Con cuatro años (sufridos) en el medio, y luego de idas y venidas, los 107 Faunos volvieron. Cambios en la formación de por medio, los Faunos entregan su disco más adulto, con un trabajo de composición y producción refinado, si bien esta última puede saturar de a momentos.

Como si el título no lo dijese ya, estamos ante un disco hecho por músicos con una trayectoria de un par kilómetros acumulados, héroes de la escena independiente argentina, y, al contrario de otras bandas de la misma, este recorrido se siente y es real. Los Faunos abrazan su edad y su travesía y la exponen en un set de trece canciones entre cuyos tópicos encontramos ese mismo viaje que emprendieron desde que su debut homónimo (una joya, casi una obra maestra de la música argentina) salió en 2008. Disco que homenajearon este mismo año en Niceto junto a los miembros que lo forjaron. Recital que funcionó de despedida tacita de Miguel Ward, cuya presencia se extraña en los números ocasionales contaba en anteriores discos. Sinceramente, un disco sin canciones suyas se siente un poco alivianado. De ninguna manera esto empeora: los Faunos se las arreglan para cargar la piedra juntos, con un integrante “clásico” menos. Aun así, las canciones pecan de diversidad autoral, ya que, salvo dos tracks, todas las canciones son obras del Gato Sisti Ripoll, canciones en las que plasma su nostalgia y la ¿alegría? de saberse viejo. A su vez, este es el disco en el que más alejado se los siente de sus amados Pavement y Guided By Voices. Si bien las influencias están, el álbum se siente más propio. La calidad compositiva de las letras es excelente, y es uno de los mejores aspectos del disco.

“El Baile del Fantasma” es la primera canción del disco. La primera vez que la escuche no pude evitar sentirme algo shockeado. Es una canción corta, caótica y ruidosa, salvaje. Inesperado de los Faunos, ya que con elementos comunes a su repertorio dan una vuelta de tuerca oscura a sus composiciones.

“Neón en la Selva” es un nuevo himno pop, con una clásica bajada y un estribillo hiper coreable. Casi de estadio. Al principio pensé que era un poco cursi, pero con el tiempo no pude evitar gritarla a todo pulmón. Además, cuenta con una producción rica en detalles. Admito que fue una lástima que el lado B que vino con el single originalmente, “La Juventud”, no haya sido incluido en el disco.

Sigue “Una Geoda”, un tema tranquilo cantado a dueto con Mora, tecladista de la banda. La letra es excelente y las melodías muy cuidadas. Tardé en apreciarla en su totalidad.

“Pico Tres” es, a mi gusto, la mejor canción del año en materia de música argentina. La dulce voz de Bava complementa perfectamente una letra romántica al absurdo, que conecta con algo de nostalgia al Muchacho Lobo del debut de 2008. Hecho en colaboración con Las Ligas Menores, “Pico Tres” es sumamente pegajosa y, como el resto del disco, delicada. Una canción perfecta de principio a fin.

“Dunedin”, en homenaje a la movida independiente neozelandesa y una relación estructurada en torno a la afición por ella es una buena canción dentro de todo. Sin embargo, la siento un poco forzada. La producción se escucha un poco saturada, pero la letra es de las mejores del disco.

El trío “Besar La Medallita/El Ataque Suave/Buzo con Capucha” es aceptable. En algún punto se sienten un poco de relleno. Capaz otras podrían haber llenado este espacio. Nuevamente, aplausos por las letras.

“Transparente” remonta el disco. Otra balada pop simple, atravesada, como todo el disco, por la nostalgia y las vivencias de tocar en una banda hace tiempo. Adictiva, los coros de Mora son precisos y adornan muy bien la canción.

“Buzo con Capucha” se siente un poco fuera de lugar. El solo de Tom Quintans, casi metalero, es guitarrísticamente excelente, pero siento que temas como este y los tres mencionados antes confunden sobre la dirección del disco. Capaz hubiesen ido mejor en otro álbum, mas distorsionado. O, a lo mejor, hacer un disco más largo al que acostumbran, con más variedad. Lo mismo va para “El Jardin de Cemento”, una canción esquizofrénica y desesperada que se siente fuera del disco.

Me quiero detener en este punto. La experiencia de los discos largos es rara en bandas tan diversas, y solo algunas pocas pueden lograrlo bien (Blur es definitivamente una). En ese sentido, Madura el Dulce Fruto se siente como el Wowee Zowee de los Faunos, mientras que Creo Que Te Amo está más cerca de Crooked Rain, Crooked Rain en la analogía. Con esto me refiero a que la variedad de géneros diversos funciona mejor en un disco largo, mientras que un disco que apenas alcanza los 35 minutos no debería cubrir una amplitud tan grande. O, en todo caso, cubrirla al extremo. Wowee Zowee es un buen disco, sí. Pero se siente extremadamente largo a veces, y aunque Crooked Rain, Crooked Rain no es un disco corto, es más llevadero. Sabe cuándo relajar y cuando violentar.

Volviendo a los Faunos, el anteúltimo tema, “Amante de la Velocidad”, compuesto por Félix, es, puesto simple, un temazo. Junto a “Pico Tres”, diría que es el mejor tema del álbum. Se trata de un tema corto y conciso. La voz de Félix, al igual que en “La Juventud”, me dejó con ganas de más. La letra, dos oraciones que aconsejan tratar con tranquilidad a las cosas, es más que suficiente para expresar lo que se siente.

Madura el Dulce Fruto es un buen disco. No diría que es el mejor del año. Pero cuenta con grandes canciones, y otras que son bastante buenas. Espero ansioso la próxima entrega faunesca que quedó afuera del proyectado disco doble.

Joel Galanternik

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