Puntaje del Disco: 7,5
- Siento: 8
- Sexo: 7
- Chajal: 8
- Periferia: 7
- X: 9
- Cruces: 6
- Gente: 7
- Latino: 6
- Cuatro Cuervos: 8
- Juanas: 5
- C.V.: 6
- Jardín Frenético: 9
Una de las cosas más interesantes que tienen las bandas de rock con una trayectoria de varios discos y años es justamente el poder contemplar disco a disco, canción a canción, la evolución estilística, tanto musical como lírica. Eso da cuenta de todos los procesos que se fueron dando en el núcleo de esa agrupación en cuestión, tanto musicales como líricos, y, como no, respecto a la estructura de la canción en si. Con una banda como Árbol este recorrido cobra aún muchísimo más valor y es muy curioso. Durante los años 2004 hasta 2009, este conjunto de Haedo fue una de las bandas Argentinas más masivas, que genero un boom en una generación de adolescentes y pre adolescentes que coreaban las canciones y los seguían cual horda. Los integrantes de este grupo ya eran adultos en ese entonces y tampoco podían considerarse una boy band, pero sus canciones con cierto lirismo infantil (con toques irónicos que a muchos les costó ver) crearon fanatismo en una generación.
Ahora bien, el conjunto, creado en el año 1994, no solía ser una banda de pop rock con canciones irónicas y «felices». Árbol fue creado cómo una agrupación completamente ecléctica, pero que congeniaba muy bien con géneros muchísimo más pesados como el hardcore, el heavy metal, algunos toques de rap y un rock que recuerda muchísimo más a Rage Against Machine y lo más pesado de Mano Negra, que a cualquier tema de Guau! (su disco más exitoso). Jardín Frenético es la prueba misma de esto, y aquí cobra sentido lo anteriormente escrito en el primer párrafo. Estamos ante el primer material editado del conjunto de Haedo, un disco crudo que actualmente el conjunto no considera un álbum oficial, sino que es para ellos una demo.
Corría el año 1996 y Árbol acababa de editar su primer disco, de forma independiente. Al grupo le estaba yendo muy bien en cuanto a convocatoria, y empezaba a resonar fuertemente dentro del under. Jardín Frenético fue la primera apuesta fuerte de esta banda y la oportunidad del fundador de la misma de mostrar sus canciones. Y cuando hablamos de fundador no nos referimos ni a Pablo Romero ni a Eduardo Schmidt, sus históricos cantantes. El fundador y compositor de la mayoría de los temas de esta primera etapa fue Matias «El Chavéz» Méndez. Si, el actual productor de artistas como Miss Bolivia, Gustavo Cordera o Sancamaleón ya mostraba su talento a los 18 años, siendo el creador de Árbol en letras, música y concepto. El álbum fue producido por su hermano Martín, guitarrista de los Caballeros de la Quema.
Lo primero que podemos observar apenas le damos play es la fuerza de esa primera canción, «Siento», donde los machaques furiosos de Hernán Bruckner se entienden a la perfección con las voces gritadas de Pablo y Eduardo. Estamos frente a un conjunto que nos sorprende canción a canción, mechando rap con flauta traversa («Chajal»), o violín con guitarras eléctricas en la siniestra pero asombrosa «X». Las letras suelen ser en su mayoría metafóricas y abstractas, muy por el contrario de lo que escucharíamos en Árbol después. Si, todos los temas del grupo siempre jugaron con la doble lectura, pero en este primer disco simplemente son indescifrables. «Sabes de lo azul, corres como un burro en un ataúd, no tocas la perilla por miedo a la vida», «Tengo un caballo de algodón que tapa mis oídos, un freezer tapizado con anillos». Resulta difícil pensar a esta banda como la misma que creo canciones como «Pequeños sueños» o «El fantasma» y no, no estoy desmereciendo ninguna etapa, sino que recalco lo increíble y fascinante del mundo interno no solo del rock, sino de la trayectoria de una banda en particular. La crítica social llega de forma cruda en «Gente» o en «H.C.V» pero no jugando con el humor, sino furiosa, deforme y desencajada. Y por supuesto, el final no podía ser de otra manera. El tema que le da nombre al disco tiene screamos, rap, una doble pedalera furiosa, un bajo lleno de slap de la mano de Patricio Pizarro (el otro miembro fundador, amigo de Chavéz), y un hermoso solo de violín y de ¿¡chicos!?. ¡Si! Unos niños aportan sus voces para cerrar un poderoso final.
Árbol lanzó un gran disco en el año 1996. Ok, su primer álbum no es una maravilla en cuanto a producción musical, pero tiene rastros de un sonido que difícilmente se ha vuelto a encontrar, incluso en su propia discografía. Luego de lanzar este álbum, son fichados por Gustavo Santaolalla para grabar un nuevo material. En medio de este proceso, Chavez es expulsado, por sus limitaciones al momento de grabar con click y su negativa a que un sesionista grabe sus partes de batería. La expulsión de Chavéz provoca también que Patricio Pizarro deje el grupo, argumentando diferencias con esta decisión y respecto al futuro de la agrupación. ¿El resultado? La adquisición de Martín Millán y Sebastián Bianchini, integrantes que continúan hasta hoy, y la producción y lanzamiento de «Árbol» una reversión de Jardín Frenético, con una producción y un sonido muchísimo más cuidados. Pero esta en el público y los escuchas decidir si lo que lograron en ese álbum (y en lo que vino después) fue superior o inferior. Mientras tanto, los discos quedan, y las canciones se disfrutan.
Fran