Poets of the Fall – Signs of Life (2005)

Puntaje del Disco: 8,5

  1. Lift: 9
  2. Overboard: 9
  3. Late Goodbye: 9
  4. Don’t Mess With Me: 7
  5. 3 AM: 8
  6. Stay: 8
  7. Seek You Out: 7,5
  8. Shallow: 7,5
  9. Everything Fades: 8
  10. Someone Special: 8,5
  11. Illusion & Dream: 8
  12. Sleep: 8

Luego de la publicación del mítico juego Noir, Max Payne 2, el estudio finlandés Remedy Entertainment ha dado mucho de que hablar, gracias a la historia, la gran relevancia del aquel entonces nuevo motor de movimientos, llamado Havok (A pesar de haber sido utilizado en juegos anteriores) y contando con una gran banda sonora, a pesar de no igualar en calidad al original del 2001 por el mismo estudio.

Dentro de este mismo juego, al final de los créditos se logra escuchar una dulce canción que ha sido referenciada en todo el juego, llamada “Late Goodbye”, hecha en 2003 por el grupo Poets of The Fall, grupo que recién en ese año apenas habían empezado a tocar, pero lograron contacto y éxito masivo gracias a la ayuda de sus amigos, los gerentes de Remedy.

Pero no fue hasta principios del 2005 que esta banda saca su primer material, el cual fue un éxito instantáneo en Finlandia, llamado Signs of Life, que cosechó bastante relevancia por ese país, con singles como la ya mencionada “Late Goodbye”, o “Lift”, publicada a finales del 2004.

La banda fue formada en 2003, por Marko Saaresto en las vocales, Ollie Tukiainen en las guitarras, Markus ‘Captain’ Kaarlonen en el teclado, Jani Snellman en el bajo, Jari Salminen en la batería y Jaska Makinen en la segunda guitarra eléctrica. Se dice que apenas en su formación ya eran músicos profesionales y tocaron más de 100 canciones en su primer encuentro, a pesar de contar con un pobre garage que le pertenecía a un familiar de Marko.

Dentro de Signs of Life encontramos esa brillantez y ese profesionalismo musical dentro de todas partes, nos encontramos con un pop rock, ‘radio-friendly’, muy sólido, contando con excelentes melodías, una producción bárbara (sin llegar a ser sobreproducido) pero con canciones que no se te pueden desenganchar, siendo una banda bastante pegadiza desde el principio.

Los riffs y los solos de Ollie son excelentes, ya de por si nos encontramos con un potente solo lleno de tapping en la canción “Lift”, la que abre el disco. La batería y el bajo también acompañan también a las dulces melodías de los otros instrumentos (sobre todo Jani haciendo un gran trabajo en “Don’t Mess With Me”), y también contando con bellísimas y dulces melodías de teclado/piano por parte de Captain, y obviamente, dentro de un trabajo de pop rock, encontrándonos con baladas como “Someone Special” y “Sleep”, pero sin dejar de ser sólidas.

Y sin duda, el punto más alto del disco es el cantante, Marko Saaresto, he escuchado voces limpias y varoniles que han marcado una diferencia importante, pero ninguna como la de este talentoso hombre [como comentario extra, en vivo es deslumbrante, ya que desde pequeño solía hacer teatro, y el carisma que presenta en cada show es impresionante, actuando y manteniendo al público en atención (aún en sus vídeos musicales, en especial “Daze” del disco Jealous Gods del 2014)]. En todas las canciones del disco, Marko presenta una gran vocal deslumbrante, en todas las canciones, siendo super pegadizas los estribillos de “Lift” y “Late Goodbye”, gran parte de “Overboard”, y calmándonos de una forma genial con las dos baladas ya mencionadas, “Someone Special” y “Sleep”.

La mayoría de las canciones de Poets of The Fall hablan de amor, pero sin ser tan directas y cursis, más bien poéticas y relacionándolas mejor con paisajes o lugares, siendo aún mas profesional el trabajo de Marko como compositor, sin olvidarnos del gran profesionalismo de los otros músicos, que tampoco suelen quedar tan tapados por su genial frontman.

Gracias a este disco, Poets of The Fall no ha ido más que ir en ascenso, remodelándose con cada disco, pero siempre manteniendo su misma fórmula musical. Y por esto, tampoco tardaría mucho en publicarse al año siguiente, su trabajo más exitoso, Carnival of Rust que también es mi favorito al igual que este.

En fin, un trabajo muy pegadizo y recomendable para los amantes del pop rock. Es una gloria poder descubrir artistas de gran calibre como estos fuera de Estados Unidos o de América en general.

Toto

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Moby Grape – Wow/Grape Jam (1968)


Puntaje del Disco: 7

Wow: 

  1. The Place and the Time: 8
  2. Murder in My Heart for the Judge: 7,5
  3. Bitter Wind: 6,5
  4. Can’t Be So Bad: 8,5
  5. Just Like Gene Autry: A Foxtrot: 5
  6. He: 8
  7. Motorcycle Irene: 7
  8. Three-Four: 7,5
  9. Funky-Tunk: 6,5
  10. Rose Colored Eyes: 8
  11. Miller’s Blues: 7
  12. Naked, If I Want To: 6

Grape Jam: 

  1. Never: 8,5
  2. Boysenberry Jam: 7,5
  3. Black Currant Jam: 7
  4. Marmalade: 6
  5. The Lake: 7

Tras el lanzamiento de su brillante debut en 1967, Moby Grape decidió sacudir el mercado al año siguiente con el lanzamiento de un novedoso álbum doble Wow/Grape Jam, pero con la particularidad de haber sido editado en dos discos con tapa separada pero empacado junto y vendido a tan solo un dólar más que el precio de un solo LP.

Si bien ambos estuvieron marcados a fuego por las influencias de esos días, con un resultado final mucho más ambicioso que su antecesor, en varios casos este exceso de experimentación, excentricidades y de agregados de producción jugaron en contra en algunas de las composiciones, convirtiéndolas en un verdadero dolor de cabeza, con “Just Like Gene Autry: A Foxtrot” a la cabeza como ejemplo.

A pesar de este exceso de producción, en Wow/Grape Jam se puede descubrir bastantes puntos positivos como el swing roquero de “Can’t Be So Bad”, la balada “He”, el folk “Rose Colored Eyes” y la blusera “Never”, citada frecuentemente como la fuente de inspiración para Led Zeppelin en su tema “Since I’ve Been Loving You”, por sus elementos melódicos prácticamente idénticos.

En comparación Grape Jam parece algo más errático e improvisado que Wow, con zapadas interminables y excesivas guitarras pero promediando ambos como un todo es un lanzamiento valioso que exhibe las variadas virtudes del grupo que pueden ser descubiertas ante cada nueva escucha.

F.V.

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Sobre cómo odiar a dios y otras blasfemias

God hates us all! You know it’s true.

God hates this place; he hates this race.

Kerry King

Odiar a Dios es fácil. Sólo hay que echar un vistazo a su creación, a su dogma, a su biografía, para convencerse de que no merece nuestro amor. Para odiar a dios, se debe comenzar escribiendo su nombre con minúscula. Para odiarlo bien, se debe creer que es macho, masculino, hombre pues. Para odiarlo de veras, hay que haberlo amado primero.

  1. Pensar que todo lo bueno en nuestra vida pasa gracias a él y no gracias a nosotros mismos es la forma más primitiva de esclavización. Como si nadie pudiera hacer el bien para sí mismo y forzosamente la mano de dios tuviera que venir a salvarnos de nosotros mismos.
  2. Pensar que nada de lo malo que pasa en nuestra vida es por su culpa sino por la nuestra es la forma más avanzada de capitalismo democrático. Recientemente, comenzaron a brotar campañas de “no usemos popotes porque matamos al planeta” para hacernos responsables ¡aun culpables! de la contaminación y señalarnos entre nosotros mismos, olvidando que si las empresas que los fabrican no los fabricaran entonces nadie los usaría (aunque quisieran; pues si no existen, no se usan… Lógica simple, ¿no creen?).
  3. Que él sea todo bueno y todo poderoso es un sinsentido bobo tan antiguo y tan criticado que está de más repetirlo aquí. Pero como nunca se sabe si ésta es la primera vez que alguien lo considera, mejor lo vamos a repasar nuevamente. Hay un viejo acertijo donde le piden a dios crear una piedra tan pesada que ni él la pueda levantar; si la crea, no es todopoderoso porque NO PUEDE levantar la piedra; y si no la crea, tampoco es todopoderoso porque NO PUEDE crear una piedra así. En cualquiera de ambos casos, se comprueba que no es omnipotencia. Lo mismo sucedería si le pidiésemos algo para probar su bondad. Dejaré el asunto en palabras de Antonio Plaza:

Si he de vivir en la desgracia,

¿entonces por qué murió por mi existencia?

Si no quiere o no puede hacerme gracia,

¿dónde está su bondad y omnipotencia?

 

  1. Si él es el padre de Jesús Cristo y su madre es María, pero al mismo tiempo dios y yisus son uno mismo… ¿Entonces fue incesto? ¿Entonces dios es un Edipo freudiano más?
  2. Pensar… No, No. Corrijo: Creer que él creó el cielo, la tierra y todas las cosas, es desmeritar a los artistas. Es lo mismo que adorar a las musas porque creyésemos que un humano no es capaz de tales maravillas. Es, entonces también, creer que uno mismo es un tarado retardado a quien la evolución no ha servido para nada.
  3. Creer que Adán y Eva fueron diseños planificados no arbitrarios de la organización divina y demás parafernalia es otra vez una calumnia contra Natura. Es negar la Biología, la Antropología, la Historia incluso, la Medicina, la Geología, la Geografía, hasta la Neurología y la Física Mecánica, por flexibilizar los límites de la razón… o del absurdo en todo caso.

Hay muchas otras razones por las cuales odiar a dios, mas lo dejaremos en seis para ironizar la situación con la oligofrenia del número de la bestia y mitos por el estilo. Además, hasta cierto punto parece inútil escribir (y leer) un texto que nos argumente el por qué odiar a dios, cuando en estos tiempos posmileniales posmodernos y otros pos ya todo el mundo lo odia… o al menos ya nadie lo ama. Eso, claro, sin mencionar el hecho de que odiarlo sería casi tan desatinado como amarlo. La era virtual de ninis sin quehacer nos ha enseñado una buena lección: dios no merece nuestro odio, él merece nuestra burla.

Eso sí. Quién sabe si alguien crea o descrea de dios, pero lo cierto es que los chistes abundan y las risas se escapan hasta del más dubitativo de los individuos. Tomemos nota de esto. Hay que reírse de dios porque la burla siempre minimiza al burlado, lo hace sentir mal, le quita el autoestima, lo vuelve inseguro, pequeño, se vuelve (sin importarnos la redundancia) la burla de todos. En cambio, el odio siempre es correspondido, el odio siempre conlleva una respuesta, el odio genera siempre un ataque de vuelta, el odiado siempre termina odiando también a su odiador. Y, bueno, ¿quién quiere tener a dios como enemigo? Es más factible sólo burlarse de él.

Así que, por un lado, quienes se burlan de dios sólo son débiles tontos e insignificantes, ¡cobardes! Por otro lado, los que de veras valen la pena somos esos otros que lo desafiamos y nos atrevemos a declararle la guerra a dios mismo. Levantemos, pues, nuestros pulgares por todos aquellos que odiamos a dios desmedidamente esperando que ojalá sí exista y nos odie también él a nosotros.

P.D.: Yo te odio mucho, dios… Ahora, espero el contraataque.

Kobda Rocha

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Humo

No sé si es por imitar a las películas de amor, pero estoy escuchando esa canción y mirando al infinito, mientras la brisa intenta provocar mi reacción. El humo del cigarro se mezcla con las nubes y pareciera crear su imagen. Mi mente en blanco no puede decir nada, atrapada en una ilusión que no puedo matar.

Incomprensible sensación de sentir alivio frente a una angustia que hiere más que a mis pulmones. Cierta me parece la calma, después de un par de buenas bocanadas de aire enviciado. Real o no, ensuciarme la respiración devuelve en mí un poco de aire para retomar el camino inexplorado.

La pena siempre tendrá nombre de mujer para un tonto pisciano como yo. Ni siquiera el más recóndito agujero del alma se compara con la soledad que deja un “Adiós” en el momento menos indicado. Las deudas parecen entonces no terminar de pagarse nunca. Y cada vez que algo pasa es la misma estupidez.

Relajarse a pensar es una mentira tan atroz como la de esbozar un “Te amo” sin sentirlo. Entonces no es el tiempo el que desgasta las relaciones, es la falta de atención, sumada a la estúpida seguridad de tirarse a chanta, descuidando un corazón que siempre estuvo allí, fiel y sumiso. Solo por necesidad.

Hay cosas que jamás deben decirse y en el fondo del cariño de aquellos ojos vidriosos es eso lo que más duele. Ver pasar la felicidad delante de mis ojos como si nada ocurriera. Ver y saber. Ver y no hacer. Ver y no poder hablar. Ver y dejar escapar.

David Rodríguez

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