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Cuando lo digo suena tonto

La hermenéutica es la fehaciente prueba de que el lenguaje no comunica. Lo digo así para ser drástico y severo (aunque, en realidad, es para sonar literario) pero la idea es más como ésta: la hermenéutica es la fehaciente prueba de que el lenguaje no es un medio tan eficiente para comunicar como creemos. Si comunicara un mensaje a la perfección, no habría necesidad de interpretarlo. Al existir la exégesis, significa que nuestro lenguaje tiene un margen de error. En otros tiempos, ese margen era aceptable, pero no más. Me explico:

Nuestros ancestros primitivos ―aquellos que eran más chimpancés que australopitecos― lanzaban piedras y palos para defenderse de alguna fiera. La evolución hizo su trabajo y, en vez de lanzarlos, afilaron las piedras y los palos para punzar a quien los amenazaba de muerte. Así, poco a poco, la evolución fue haciendo su chamba para desarrollar lanzas, hachas, espadas, guillotinas, catapultas, cañones, pistolas, bombas atómicas, A-H1N1, pero que al final siguen siendo, en esencia ―id est, en concepto―, una piedra y un palo lanzados contra el enemigo. PERO (sí, aquí viene la tesis), a pesar de seguirse desarrollando ―dígase ‘evolucionando’― ese método, hemos inventado otros modos de defensa más efectivos gracias a nuestro nivel de evolución tanto biológica como social. La manipulación en masa, el control mental con mensajes subliminales, el bullying psicológico, la adolescencia, la promesa de amor eterno, la corrupción de la ley, el terrorismo y el manual del guerrillero completito son algunos ejemplos de lo evolucionado que estamos en arte de la guerra. Incluso la guerra es una evolución del concepto ‘defensa’.

Otro ejemplo ―y conste que esto ya se ha dicho antes― es la evolución de ‘sexo’ a ‘amor’. Desde sexo, pasando por deseo, fetiches, kamasutras, pasión, romance, matrimonio y otras tantas más, se llega a la sustitución eficiente y evolucionada que es el amor. No es que el sexo deje de existir, ahí sigue por supuesto (tal vez no tan instintivo, pero ahí sigue en sendas formas desarrolladas y posmodernas), pero el amor lo ha superado.

La guerra y el amor, a pesar de lo viles que nos parezcan, son la fehaciente prueba de nuestra evolución. Son modos, conceptos y métodos a la altura de nuestro desarrollo histórico y cultural. Lo mismo resulta con el arte, la gastronomía, la ciencia, la política, la economía, et cetera. Tenemos formas evolucionadas de lo primitivo y tenemos medios sustitutivos más eficientes que los primeros.

El lenguaje ―quiero decir la lengua, los idiomas, o como quiera usted entenderlo mejor― es una forma primitiva de comunicación. Nuestros ancestros ardipitecos soltaban gruñidos arbitrarios; luego, eso evolucionó a lo onomatopéyico; más tarde, se convencionalizó en las primeras lenguas; y, de ahí, ha evolucionado en tantos idiomas como existen ahora. Pero no hay un medio que lo sustituya con mayor eficiencia. Pues aun el lenguaje de señas, el método Braille, clave morse y hasta el código binario son evoluciones del mismo lenguaje. Pero, insisto, no hay un método de comunicación que merezca nuestra evolución. ¿No es tiempo ya de sustituir el lenguaje con algo más eficiente? Tal vez quienes promueven la telepatía no estén tan deschavetados ni los intercambios de consciencia que nos parecen tan fumados sean locuras ni tampoco la propuesta del silencio sea incoherente.

Ya habrá velado usted el detalle de la eficiencia a que me refiero. Nuestro lenguaje no es lo suficientemente eficiente para comunicar, puesto que, en principio, da pie a la duda, a la pregunta, a la contraargumentación y, sobre todo, a la interpretación. Por eso, repito, la hermenéutica es la fehaciente prueba de que el lenguaje no está a la altura de la evolución humana.

Para más elucubraciones en torno al tema, se puede pensar en la variedad de idiomas. ¿No es ésa ya una primera discrepancia? Si el lenguaje fuese tan acertado, sólo habría uno, ¿o no? …También hay que tomar en cuenta la ambigüedad; si el lenguaje fuese tan preciso, no daría cabida a malos entendidos, ¿o sí?

¿Comprende usted ahora? La hermenéutica es la fehaciente prueba de que el lenguaje es corruptible a merced del orador. Y ésa, querido escritor, es la oportunidad que tiene el ser humano para inventarse la literatura.

Kobda Rocha

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