Puntaje del Comic:
- Año: 2013 (Entregas originales entre 1957-1959 en Revista “Hora Cero”)
- Género: Ciencia Ficción
- Autor: Héctor German Oesterheld (Guionista) / Francisco Solano López (Dibujante)
- Editorial: R. M. Verlag
Visitando la Casa de la Literatura Peruana, específicamente en la Biblioteca Mario Vargas Llosa, me topé con una hermosa edición de tapa dura que reunía de manera íntegra las entregas originales de El Eternauta, publicadas con regularidad en la revista argentina “Hora Cero” durante los años de 1957 a 1959. La factura de dicho ejemplar, a mi entender, goza de una excelente calidad, con un prólogo muy bien documentado por parte de Juan Sasturian, junto a las portadas más resaltantes del cómic, además de sendas biografías de los dos autores: H.G. Oesterheld y Solano López.
La trama que este cómic nos presenta es, en realidad, sencilla: invasión extraterrestre y lucha humana por la sobrevivencia. Sin embargo, ello no significa que el trabajo creativo desplegado en su gesta no haya sido complejo. Es su original tratamiento temático lo que le otorga una gran calidad artística a esta obra clásica de género. Para entender mejor, resaltaré algunos aspectos.
En primer lugar, el misterio de una extraña invasión que irrumpe en la cotidianeidad de la vida diaria que se ve amenazada con la presencia inesperada de una neblina mortal, para que luego -a través del accionar de los personajes- se vaya develando, poco a poco, a medida que los actantes luchan en contra de diferentes seres fantásticos como son los cascarudos, los hombres–robots, los gurbos y los manos, y finalmente descubrir a los verdaderos invasores, los ellos, a quienes solo se les menciona, pero que no aparecen representados directamente en el cómic. Así, la trama se desarrolla en una secuencia in crescendo que permite avanzar la lectura en un afán de descubrimiento por revelar el verdadero origen de los invasores y de los poderes que estos manifiestan desde su inquietante omnipotencia.
También resalto en este punto, la excelente construcción de las personalidades de los actantes principales y el nivel connotativo que ellos representan. Por ejemplo, en Juan Salvo destaca la pujanza esperanzadora por encontrar una solución práctica a la problemática que azota al mundo y un motivo de resistencia que se ve inspirado en la búsqueda salvadora de su familia; Favalli simboliza la inteligencia aguda y práctica del científico en servicio de la humanidad y en el obrero Franco se percibe la fuerza que mana de los brazos sólidos del proletariado; así también, se puede rescatar la chispa humorística del pequeño Pablo que armoniza con la personalidad de Mosca, quien representa al historiador en su afán (cómico y vano si se contrasta con la coyuntura que se está viviendo) de anotar aquellos sucesos de gran envergadura. En las feminidades de Elena y Martita se observa una ternura y una desprotección que contrasta con la fuerza que inspiran a Salvo y la esperanza de salir victoriosos en medio de la tragedia. En los manos, se puede percibir ecos de salvación con tintes ecológicos y medioambientales cuando manifiestan su verdadero ser, respetuoso de la naturaleza en concordancia con la lírica de su triste canción final.
La presencia de postulados científicos juega también un papel fundamental en El Eternauta. Se debería tomar en cuenta que en la época histórica en la que fue creada esta obra de arte, 1957, se daba pasto a muchas especulaciones y temores nacidos de los resultados de la II Guerra Mundial y directamente relacionados con la Guerra Fría. Estados Unidos consolidaba su papel hegemónico de Imperio, y su política expansionista no aseguraba tranquilidad al mundo entero. Latinoamérica no era ajena a ello; la carrera nuclear y espacial inspiraban un desarrollo científico competitivo, pero a la vez, ocasionaba muchísimo temor en la población. Así, en este cómic se aprecia al personaje de Favalli, quien tiene conocimientos de vanguardia en cuanto a lo que es ciencia, y desde su óptica se pueden explicar muchos de los artefactos que se presentan en la trama y sus funciones en particular, como son el diseño de los trajes herméticos, los lanza rayos, la captación de señales a través de la radio, los postulados de bombas atómicas y de manera especulativa y fantástica, los aparatos de control mental, los dispositivos que causan alucinaciones, las barreras invisibles de protección y finalmente, la nave espacial y los universos paralelos por los cuales vagará Juan Salvo en búsqueda desesperada de su familia (Continum 4).
Además, hago hincapié en la impresión que surtió en mí las referencias que se hacen al paisaje bonaerense de aquella época; queda en evidencia el sistema de relaciones sociales -las costumbres- de sus habitantes junto a la arquitectura de las calles, los parques y estadios, entre otros monumentos propios del contexto urbano de Buenos Aires, característica que cumpliría la función de identificar al lector contemporáneo a las entregas semanales de a mediados del siglo XX, al hacerle vivir una historia fantástica que tenía como escenario a su ciudad, la cual ejercía un rol muy próximo en su identificación. Me imagino también, la angustia placentera con sabor a ansias que experimentaría el decodificador fascinado con esta trama al encontrarse en cada semana con un nuevo número, puesto que el cómic tiene el talento de culminar un capítulo con el planteamiento del misterio reforzado o renovado dentro de la cadena de sucesos con los cuales se desarrolla la obra. De ahí un gusto por coleccionar El Eternauta en cada una de sus entregas.
Para terminar, haré énfasis en dos puntos. Uno, los dibujos son clásicos, su estilo tiende a ser realista en su composición. Los personajes están delineados de manera sobria y por ello se percibe una maestría en el trazo que practicó Solano. Creo que el talento de este dibujante se debería de valorar en cuanto a documento de reflexión en el hecho de que no existe tecnología que pueda sustituir al talento puro del arte en su sencillez, sentando así cátedra en estos tiempos actuales en donde nos vemos bombardeados ante el exceso de artificios tecnológicos que pretenden sustituir a la creación estética del arte, como construcción intelectual humana compleja, por bagatelas virtuales que no hacen más que banalizar a lo sutil.
Dos, se valora la estrategia narrativa con la cual se concibe el arranque y el remate del cómic. En el 63 estalló el Boom con La ciudad y los perros de Vargas Llosa, hecho que consolidó la maestría en cuanto al dominio de técnicas narrativas por parte de los escritores latinoamericanos, quienes renovaron las letras a nivel mundial. No obstante, se debe entender que este fenómeno es producto de una escuela vanguardista que se fue formando en tradición desde principios del siglo XX, teniendo como precursores a Borges, Rulfo y Onetti, quienes experimentaron en cuanto a técnica, sin descuidar el fondo de sus composiciones. Así, en El Eternauta, el desarrollo es lineal, sin embargo, al iniciar el cómic, Juan Salvo se corporiza de manera inesperada frente a un libretista que es el alter ego de Oesterheld y le narra sus aventuras; cuando este viajero del tiempo se despide deja estupefacto al artista, quien no sabe si creerle o no. Finalmente, el lector asistirá a una conclusión cíclica que une inicio y final, y que juega con el tiempo en relación al clásico tópico de la escritura como predeterminación del universo o su cara contraria, la escritura como disolución de la realidad, detalle que alude a los demiurgos y que se constituye en un gran logro del cómic, así como esa pequeña muñeca rusa que implica dicha acción.
Finalmente, debo de anotar que El Eternauta como gran obra artística se presta para muchas interpretaciones. Hay en su construcción una polisemia que remite directamente en crítica hacia nuestra sociedad y el desamparo en el cual nos hemos abandonado. Al recorrer sus páginas, surgen preguntas en la consciencia del lector que despertarán en agudeza su cuestionamiento en torno al mundo que nos rodea y los sistemas de opresión. Al parecer, desde un sector ligado al conservadurismo más extremo y ortodoxo se ha tratado de vetar la lectura de esta obra, aludiendo a que puede causar desórdenes en quienes la consuman y creando así una campaña en desprestigio de este hermosísimo cómic. Lamentablemente Oesterheld fue desaparecido en una época de miedo y violencia que experimentó el pueblo argentino. Yo como lector peruano de esta obra, puedo identificar el paralelo entre los genocidios cometidos por los Perones, los Vilelas, los Garcías, los Fujimoris y otros más, que puede sugerir de manera simbólica la lectura de El Eternauta en épocas de barbarie. Tristemente la historia de las repúblicas latinoamericanas está plagada de luchas, invasiones y opresión. La intolerancia y la falta de respeto hacia el otro oscurece el avance de nuestras naciones como continente. Si y solamente sí, la libertad de la educación y de la lectura despertará la conciencia del hombre y derrumbará las paredes impuestas por los totalitarismos. Ejerzamos, entonces, con conciencia y placer, la libertad de la lectura de El Eternauta, esta no nos defraudará.
Jesús Humberto Santivañez Valle