El Siempreterno – Hacia el Mar de Carbón (2012)

Puntaje del Disco: 7,5

  1. Nota Suicida: 7
  2. Joven Muerto en Juana Díaz: 7,5
  3. En el Mar de Carbón: 7
  4. Cristianos: 7,5
  5. Full Coma: 8
  6. Nada Más Triste: 7,5
  7. Todas Las Estrellas: 6,5
  8. Dos Héroes: 7,5
  9. Noviembre7
  10. Traición: 8
  11. El Club de Sophy: 7,5
  12. Las Cuatro Estaciones: 6,5
  13. El Corazón de Jesús: 6
  14. En el Mar de Carbón (Versión nocturna): 8

El Siempreterno comenzó casi como un experimento y actualmente es considerada una verdadera banda de culto del rock nacional. Tras su positivo debut, presentarían dos años después Hacía el Mar de Carbón, con algunos vestigios de la agresividad inicial pero una mayor orientación hacia las melodías y hacia la oscuridad en las composiciones.

Acerca de las grises composiciones del álbum y como surgieron Sergio Roitman tendría algo para decir: “En un período breve, en un mes y medio, se murió mi mamá, mis mejores amigos y un familiar muy cercano a Mimi. Nos pareció bien hablar del asunto sin demasiado prurito, sin miedo. También hubo un poco de exorcismo, pero nunca nos amedrentamos. A mí me parece que el lado oscuro del rock puede ser divertido, y se puede volver intenso, loco y fuerte. Es algo que inspira, y si uno es capaz de hacerlo con entereza y dignidad, ¿por qué no hablar de eso?”

Hacía el Mar de Carbón funciona para escucharlo a oscuras a altas horas de la noche. Las voces de Sergio y Mimi conviven y se combinan a lo largo de los catorce tracks. Musicalmente es más elaborado que su antecesor y menos directo. El foco ya no está puesto en la inmediatez. La explosión hardcore-punk es la excepción a la regla, por momentos se extraña esta veta. Hay que dejarse encantar por las melodías. “Traición” y “Nada Más Triste”, dos de sus mejores temas, podrían pertenecer tranquilamente a un grupo ochentoso atravesando su mejor cara post-punk.

Quizás esta predilección musical retro de la banda, se pueda explicar con declaraciones de Roitman acerca de lo que el escucha en su casa: “Yo escucho la misma música de porquería desde hace 25 años (risas). No logro que me guste ni la música electrónica ni el nü metal ni nada de eso. Me encantaría que me gustaran los grupos nuevos, pero no me gustan. Me siguen gustando Hunky Dory y los discos de Neil Young. Yo le presto oído a los grupos nuevos y lo hago con cariño, pero soy un viejo rocanrrolero, qué le voy a hacer. La verdad es que no entiendo el siglo XXI. La relación actual con la industria musical me parece rarísima.”

F.V.

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