Aburrido / Bored

El aburrimiento es uno de los peores males del mundo. No el aburrimiento que nace del no hacer nada, ése en realidad es muy fácil de combatir; la inacción se contraataca con acción, el sedentarismo con movimiento y la nada con un poco de todo. El aburrimiento peligroso es el que nace de hacer (sobre todo cuando se hace mucho), hacer y hacer y hacer una y otra y otra vez sin descanso, sin cambio, sin variantes.

Uno pronto se aburre de los actos más simples, por mecánicos y habituales, como defecar o dormir. Para cuando uno cumple veinte años, ya no hay originalidad alguna en comer o bañarse; son actos meramente rutinarios… A menos, claro, que se nos presente un platillo exótico o una tina-casi-alberca de lujo. A los cuarenta, uno ya está aburrido de trabajar y de pagar impuestos. A los sesenta, uno ya se aburrió de aburrirse. Y a los ochenta uno ya está aburrido hasta de esperar la muerte.

Aburrirse, ¡pero aburrirse de veras!, es una de esas cosas que no se quitan con nada. Dinero, fama, poder, inmunidad, drogas, sexo son inútiles frente al aburrimiento. Lo peor de todo es que el aburrimiento también es aburrido. Y uno termina por aburrirse de amar, de sonreír, de vivir.

Pero todo esto tiene, como todo, un lado positivo: Cuando uno se aburre, entonces uno ya es adulto. Madurar es la clave. Ya no ser un adolescente que lucha y se rebela y exige sus derechos y pide justicia y busca el amor y defiende a sus amigos y quiere un futuro posible y hace cualquier cosa por cualquier otra cosa. ¡Qué aburrido! Mejor es madurar.

Kobda Rocha

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