Las melodías de la paz

El pasado 25 de mayo (2019), en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán (México), se llevó a cabo el IV Encuentro BABEL al cual fui invitado. El evento es un encuentro de escritores y editores donde se tratan asuntos no sólo de creación literaria sino también de trabajo editorial y hasta de experiencia lectora. Como resultado de este Encuentro, se publicó la antología ALTAS y bajas, por parte de las editoriales Cartopirata, ENd0RA y Ediciones Ají, de la cual participo con un texto titulado El jenga de la felicidad. En fin, más allá de las grandes personalidades que participaron en este Encuentro y de las actividades que se desarrollaron en el mismo, lo que quiero es compartir una experiencia auditiva sublime en aquellas tierras michoacanas.

Al llegar, lo primero que lo recibe a uno es un gran monumento escultural con letrotas enormes que dictan la leyenda “Amor & Pátz…cuaro”. Seguido de un trozo del tronco donde fue fusilada Gertrudis Bocanegra, dama ingente y magnífica guerrera mexicana. Al final, un bloquesote con la figura de Tata Cárdenas y la nostalgia por la memoria de Vasco de Quiroga. El paisaje, como muchos otros paisajes, es encantador; sin embargo, el sonido es único. Hay que detenerse a escuchar con calma, sobre todo uno como viador, como paseante, como turista, foráneo, extranjero. He aquí tres experiencias sonoras magníficas.

  1. Detrás de la Casa de los Once Patios, se encuentra el Andador Madrigal de las Altas Torres, donde hay unas escaleras altas, altas, altas… Personalmente, no sentí que fuera taaan alto —quizá porque vivo en un estado de cerros y montes—, pero me parecía muy curioso escuchar a todo el mundo (turistas y residentes por igual) que era una subida muy fatigante. Muchos, inclusive, se quedaban a la mitad. Pero quien logra llegar hasta arriba se encuentra con una vista preciosa (supongo que atenderá a gustos, pero ni el Mirador El Estribo alcanza esta magnificencia). Desde allí se ve toda la ciudad: muros blancos, color hueso para ser un poco más exactos, techos rojos de teja, y cuatro torres campanario de cuatro templos resguardando la ciudad. Cuando las manillas marcan las once, los cuatro campanarios repican al unísono y ¡¡¡Puff!!! desde allá arriba se percibe el estruendo avenido de las cuatro esquinas de la ciudad. Ni un trueno anunciando una tormenta, ni una montaña derrumbándose por el terremoto, ni el rugido de todas las fieras es tan escabroso y salvaje como ese repicar tan abrupto.
  2. Caminando las calles de Pátzcuaro, llegué al Santuario de Guadalupe. Crucé el amplio atrio, leí las placas conmemorativas, y me dispuse a entrar. Cuando subía los primeros escalones para cruzar las puertas del templo, escuché un grito militar: «¡Atención!». Y en seguida la respuesta de los subordinados: «¡Sí, señor!». Entonces, me apresuré a entrar, la curiosidad se me había metido al pecho, ¿qué hacía un ejército en la iglesia?; además, un día antes me había topado con una policía civil camino al panteón, El Humilladero. Entré. Todas las bancas estaban echadas a los lados y había muchos niños bailando y brincando, usando el templo como patio de juegos. Así que arrancó la música: «Chu chu wa, chu chu wa, chu chu wa, wa, wa…».
  3. El lago de Pátzcuaro es uno de los parajes más bellos que he contemplado —no tanto por la imagen, sino por el concepto. El primer día, a mi llegada, un anciano que miraba con una infinita paz el gran lago blanco me dijo como queriendo salvarme de este mundo: «El cielo es un reflejo de nuestro lago. Si miras fijamente el cielo, podrás ver el lago en él.» ¡Cómo no encontrar a dios ahí! ¡Cómo no enamorarse! ¡Cómo no aprender a ser feliz! A la mañana siguiente, con la intención de escribir una carta, profunda y empática a través de estas eternidades, a la orilla del lago, mientras el sol comenzaba a surgir por debajo de las aguas tranquilas, comenzó a sonar una orquesta de aves sobre mí. Los árboles, hasta ahora dormitando por la noche, eran en realidad la morada de grandes familias aviarias. Los cantos eran variados, no distingo (ni reconozco) tantas especies, pero piénsese en el poema Cantos de pájaros de Humberto Ak’abal interpretado por cientos de aves al mismo tiempo, a la luz hermosa de la aurora sobre el lago maravilloso de Pátzcuaro… y ahí, en el hipocentro de la grandeza, un escritor pensando en el paraíso.

Kobda Rocha

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El Siempreterno – Hacia el Mar de Carbón (2012)

Puntaje del Disco: 7,5

  1. Nota Suicida: 7
  2. Joven Muerto en Juana Díaz: 7,5
  3. En el Mar de Carbón: 7
  4. Cristianos: 7,5
  5. Full Coma: 8
  6. Nada Más Triste: 7,5
  7. Todas Las Estrellas: 6,5
  8. Dos Héroes: 7,5
  9. Noviembre7
  10. Traición: 8
  11. El Club de Sophy: 7,5
  12. Las Cuatro Estaciones: 6,5
  13. El Corazón de Jesús: 6
  14. En el Mar de Carbón (Versión nocturna): 8

El Siempreterno comenzó casi como un experimento y actualmente es considerada una verdadera banda de culto del rock nacional. Tras su positivo debut, presentarían dos años después Hacía el Mar de Carbón, con algunos vestigios de la agresividad inicial pero una mayor orientación hacia las melodías y hacia la oscuridad en las composiciones.

Acerca de las grises composiciones del álbum y como surgieron Sergio Roitman tendría algo para decir: “En un período breve, en un mes y medio, se murió mi mamá, mis mejores amigos y un familiar muy cercano a Mimi. Nos pareció bien hablar del asunto sin demasiado prurito, sin miedo. También hubo un poco de exorcismo, pero nunca nos amedrentamos. A mí me parece que el lado oscuro del rock puede ser divertido, y se puede volver intenso, loco y fuerte. Es algo que inspira, y si uno es capaz de hacerlo con entereza y dignidad, ¿por qué no hablar de eso?”

Hacía el Mar de Carbón funciona para escucharlo a oscuras a altas horas de la noche. Las voces de Sergio y Mimi conviven y se combinan a lo largo de los catorce tracks. Musicalmente es más elaborado que su antecesor y menos directo. El foco ya no está puesto en la inmediatez. La explosión hardcore-punk es la excepción a la regla, por momentos se extraña esta veta. Hay que dejarse encantar por las melodías. “Traición” y “Nada Más Triste”, dos de sus mejores temas, podrían pertenecer tranquilamente a un grupo ochentoso atravesando su mejor cara post-punk.

Quizás esta predilección musical retro de la banda, se pueda explicar con declaraciones de Roitman acerca de lo que el escucha en su casa: “Yo escucho la misma música de porquería desde hace 25 años (risas). No logro que me guste ni la música electrónica ni el nü metal ni nada de eso. Me encantaría que me gustaran los grupos nuevos, pero no me gustan. Me siguen gustando Hunky Dory y los discos de Neil Young. Yo le presto oído a los grupos nuevos y lo hago con cariño, pero soy un viejo rocanrrolero, qué le voy a hacer. La verdad es que no entiendo el siglo XXI. La relación actual con la industria musical me parece rarísima.”

F.V.

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Snoop Dogg – No Limit Top Dogg (1999)

Puntaje del Disco: 6,5

  1. Dolomite Intro:
  2. Buck ‘Em: 6
  3. Trust Me: 7,5
  4. My Heat Goes Boom: 8
  5. Dolomite:
  6. Snoopafella: 6,5
  7. Don’t Let Go5,5
  8. G Bedtime Stories: 6
  9. Down 4 My N’s: 6,5
  10. Betta Days: 6
  11. Somethin Bout Yo Bidness: 7
  12. Bitch Please: 8
  13. Doin’ Too Much: 7
  14. Gangsta Ride: 6,5
  15. Ghetto Symphony: 5,5
  16. Party With a D.P.G.: 8
  17. Buss’n Rocks: 7
  18. Just Dippin’: 6,5
  19. Doggz Gonna Get Ya6,5
  20. 20 Minutes: 5
  21. I Love My Momma: 5,5

Continuando su aventura en su nuevo sello, No Limit Record, a cargo creativamente del rapero y productor Master P, Snoop Dogg lanzaría un nuevo trabajo a menos de un año de su antecesor bajo el título de No Limit Top Dogg.

La diferencia principal es que en esta oportunidad por las malas críticas de su anterior disco: Da Game Is to Be Sold, Not to Be Told (1998), Snoop tuvo mayor libertad y decidió que compartieran la producción ejecutiva tanto Master P como su mentor Dr. Dre.

El resultado final resultó una mezcla, entre una vuelta al sonido de la Costa Oeste y lo nuevo que venía haciendo Snoop últimamente. El resultado fue poco alentador recibiendo críticas tanto por ser extremadamente largo, por la falta de frescura en sus letras, por los numerosos e irritantes cameos y por no hacer un aporte significativo en la mayoría de los casos.

Para muchos No Limit Top Dogg significó el regreso de Snoop Dogg a su mejor época, calificándolo como el mejor desde sus años de gloria en Death Row. Sin embargo, si bien se lo ve más confiado y cómodo pocos temas logran sobresalir como “My Heat Goes Boom”, “Bitch Please” o “Party With a D.P.G.” y resultan mucho más recurrentes como por ejemplo el tema de cierra «I Love My Momma», Snoop explicaría al respecto: “Si no estuviera en No Limit nunca hubiera hecho una canción así pero Master P, incluye en cada álbum que participa una canción acerca de su mamá…”

F.V.

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Antilógica reina

Hoy vi un muro (propiedad privada con renta comercial) pintado de colores aburridos aunque bastante conspicuos a decir del barrio y su nivel socioeconómico tan bajo. En ese ahora mural se anunciaba un Jaripeo… ¿Qué es eso? ¡Una cosa horrible! No sé exactamente cuál sea su definición lexicográfica, pero alguna vez tuve la desafortunada oportunidad de asistir a uno de esos y… Es como un viaje en el tiempo, como una regresión hacia un mundo involucionado con instintos violentos irrefrenables, apetitos sexuales incontrolables y estupidez humana inadjetivable. En fin, hay baile, música, comida, feria, apuestas, caballos, encuentros coitales, payasos, tabaco, cocaína, chemo, y litros y litros y litros y litros y litros de alcohol. El único dios, la única democracia, la única y absoluta verdad del universo es una Michelada.

El grupo estelar que musicalizaría el Jaripeo lleva por nombre “ECCEZO”. No quiero hacer una epigramática explicando todos los errores que lingüísticos, gramaticales, ortográficos, morfológicos, discursivos, lógicos, humanos, comerciales, mercadotécnicos, científicos, académicos, sociales y políticos que tiene la palabra (si es que podemos llamar a eso una palabra). Lo impresionante, y lo que quiero enfatizar, es el nivel de ignorancia que hemos desarrollado como especie. No es que ellos hayan nombrado así a su grupo musical, sino que nosotros (el público, la sociedad, el ciudadano común, la audiencia, los consumidores) hemos aceptado al grupo y hasta lo hemos hecho la estrella del Jaripeo. Si no podemos (debemos) llamar a eso ‘degradación moral’, entonces significa que la moral ya no existe… y por eso no se podría degradar…

Hoy entré en un gran dilema filosófico. ¿Para qué mi literatura? ¿Para qué LA literatura? Si un grupo musical se autonombró “eccezo” y son famosos, ricos y felices. Entonces ¿qué hago yo escribiendo? ¿Qué hago yo pensando? Le he dado tantas vueltas al asunto y creo que sólo me quedan tres opciones: 1) ezkrivir ma| y Иo pэnzar, 2) no escribir del todo ni pensar en absoluto, o 3) echarme una Michelada e ir al Jaripeo.

Kobda Rocha

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