Haciendo justicia a lo mejicano

La digresión de esta semana es breve y directa. Lo único que quiero es enlistar diez canciones que sellarán las bocas impertinentes de los malinchistas que repiten insulsamente que en Méjico no hay buen metal. Ya sé que es inútil discutir con cualquier ignaro que ha sido cocowasheado por el imperio estadounidense, pero igual no está de más aleccionarlos de vez en cuando (nunca se sabe cuándo podrán entrar en razón). Así es que voy a retar a todo aquel ingenuo que piense que el metal sólo puede venir de la Europa norteña o, peor aún, de la tierra del Capitán América; el reto será escuchar esta lista y encontrarle deficiencias musicales en su escala de calidad auditiva.

  1. Víctima (Ágora). Precisión y herencia exacta del linaje clásico del Heavy Metal, con un ensamble más que detallado en el andar de los compases. La fuerza y la melodía, los sintetizadores y la voz en perfecta comunión. Y eso, claro, sin mencionar el espléndido solo de guitarra.
  2. Apocalypshit (Molotov).Maldad, el diablo, blasfemia, irreverencia, maldiciones, groserías, transgresión, lo prohibido, lo indebido, lo malo y los eructos. ¿No es eso de lo que se trata el rockandroll?
  3. La estrella (Resorte). Complejidad musical a todo lo que da, una muestra de los alcances supremos de la composición. Una escuela del New Metal aprobada con honores y mención honorífica. Baterías con juegos rítmicos sutiles pero potentes, bajos no cuadrados que no son sólo el apoyo del conjunto sino una identidad vertebral del sonido, guitarras de seis cuerdas y quince trastes bien reconocidos y muy bien utilizados, y un trabajo lírico y vocal de primera.
  4. Ente (Larva). La fuerza que llega más allá del sonido instrumental, una destrucción del alma, salida de la sombra en el corazón, una oscuridad que fluye por las venas, que explota en cada grito, en cada palabra, una letra con sentimiento, con sentido, con profundidad. Y un final hermoso, tremendo y devastador.
  5. Alegoría (Ultratumba). Una prueba más de que el Metal no necesariamente tiene que ser rápido para ser agresivo. Una rítmica droga de éxtasis con dejos de Stoner, Heavy, Death, Rock y hasta de Melodic. La dupla Lorenzo Partida – Julio Márquez es un monstruo magnífico de composición, y la voz de Roberto Ramírez le agrega ese toque final que vuelve esta pieza una obra maestra.
  6. Mecosaurio (Brujería). La voz de Brujo, las metrallototas de Asesino, los tambores de Greñudo, las cuerdas de Fantasma, y todo un equipo de marijuanos locos devastando los oídos del mundo. Mecos, Satanismo, Brujerizmo, y mucho Death Metal.
  7. Adelitas (Asesino). Con un mensaje simple de sexo, cojidas, prostitución, depravación, droga, muerte, asesinatos, violencia y cruenta morbosidad, la música simplemente no puede ser cualquier ligereza. El sonido se posiciona a la altura del discurso, irrumpiendo agresivamente contra todo lo bueno, lo moral, lo moroso y lo convierte en metal extremo de Colofox.
  8. Rancid bowel sarcoma (Disgorge). Una muestra del alcance underground que, de tan bajotierra que logra ser, llega hasta las entrañas del infierno para hacerle vomitar todos los diantres condenados a las llamas. Esto es brutalidad pura nacida hace casi tres décadas en un mundo que apenas si concebía lo que era una masacre sonora en manos de músicos y románticos …por lo artístico y por lo infernal.
  9. Chabelita, la niña pornogore (Gore & Carnage). Qué bastaría para describir la cochinez sino la misma música defendiéndose por sí sola. El atascón de la garnacha, los frijoles y la perversión. Todo con sonidos marranones y salsita de la que pica.
  10. Porno Furby (Hol-a-wit). Dos palabras: Porno Gore.

 

 

He ahí la prueba del potencial mejicano en este género musical. Y eso que estamos dejando fuera a Transmetal, Luzbel, Veneno Para Las Hadas, Panic, Haqq-ed-dumm, Ángel de Metal, Semen, Leprosy, Paracoccidioidocomicosisproctitissarcomucosis, Fortaleza, Alaydha, Septentrion y tantas otras grandes bandas del metal mejicano. En fin, esto sólo fue una pequeña lección para esos ilusos eurocentristas o, peor aún, gringocentristas.

Kobda Rocha

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