La palabra del día es “Gay”. Una palabra que supondría no causar ningún revuelto en pleno siglo veintiuno. Dos mil y veinte años de calendario cristiano debería ser suficiente esfuerzo de madurez en este asunto… pero no lo es. Lamentablemente para algunos y afortunadamente para otros, lo “Gay” sigue siendo un tabú… a veces… en algunos contextos… de algunas formas… y en modos algo extraños… pero sigue siendo tabú a fin de cuentas. No importa lo que se diga de los griegos, o de los egipcios, incluso de los religiosos contemporáneos o de la fuerza bruta, armada y salvaje de los gobiernos macho-alfas. Marchas, revueltas, revoluciones, movimientos sociales masivos, drogas, teorías, estudios, psicología, sociología, historia, asesinatos, muerte, violencia, manifestaciones pacíficas, tratados, leyes, discursos, filosofía, poesía, ¡nada ha servido para hacer que mi padre cambie de opinión cuando le digo que soy “Gay”! Para él, cualquier cosa que no sea heterosexual está mal. Ninguna lesbiana, Gay, bisexual, trasvesti, transgénero, transexual, intersexual, pansexual, asexual, demisexual, queer ni zoosexual le hará entender su propia postura, su cosmovisión, su ideología, su constitución integral como ser humano. Reto a cualquiera a posarse frente a mis tíos y abuelo, y ganar el debate discursivo (sin utilizar la fuerza, claro, pues eso sería hacer trampa). Por supuesto que el cocowash mediático y retórico puede funcionar, pero no se atendería la situación desde la razón, desde la comprensión racional de las perspectivas. Así pues, establecido que en el mundo (sí, en este mismo planeta) hay aún resistencia al concepto “Gay” y todo lo que eso implica y de lo que eso se desprende, hablemos de música Gay.
Como en todas las artes atendiendo a una temática en específico, hay tres formas de música Gay: 1) música hecha por Gays, 2) música hecha para Gays, y 3) música que refiera a Gays. Y de ahí, podríamos hacer otra división: a) la música intencionalmente Gay y b) la música Gay por accidente, acaso por incidente. De lo cual podríamos subdividir la música consumida por Gays, la no consumida por Gays, la consumida por todos y la consumida por ninguno. En este punto, vamos cayendo en el absurdo humano de lo creativo por casualidad, es decir, la creación con intención. Qué es de quién o para quién: cabe la pregunta qué es Gay, qué es negro, qué es ciego, qué es sidoso, qué es cubano. ¿Cuál es la música cubana: la creada por cubanos? ¿Cuál es la música sidosa: la creada por sidosos? He aquí el absurdo en que el artista toma una postura, ya sea porque pertenece a ese mismo grupo identitario o porque esa masa (tonta y manipulable como todas las masas) paga bastante bien por sus servicios. En suma, los temas de la realidad ya no sirven al arte sino que el arte sirve a la realidad y sus temas. Y entramos a otra discusión aún más profunda que nos llevaría siglos resolver. Así que, entendiendo ya que para el consumo mediático masivo capitalista lo Gay no es más que otra oportunidad de seguir haciendo dinero, hablemos de música Gay.
Indudablemente, se tienen que mencionar todas esas canciones y grupos que han sido catalogados como Gay ya sea por la misma comunidad Gay o por el resto, o por amba, aunque no necesariamente hayan surgido con esa intención. Un ejemplo de esto es Goodbye Horses de Q Lazzarus, la cual, a pesar de ser cantada por una mujer sin intenciones originales de representar a una comunidad Gay, gracias a la película The Silence of the Lambs (1991) y a la magnífica interpretación de Ted Levine como Buffalo Bill bailando al ritmo de esta melodía, se posicionó como una de las canciones pilares (casi de culto) no sólo de lo Gay sino de toda la población HLGBTTTIPADQZ.
Otra mención inevitable es la gran labor que hizo Village People al tomar la imagen de los estereotipos masculinos (el vaquero Marlboro, el motociclista metalero, el policía, el soldado, el obrero, et cetera) y estetizarlos, sensualizarlos al grado más extremo. El impacto que provocó fue inmenso porque nunca hubo un sentido Gay explícito: los cuerpos estaban bien torneados, las ropas no fueron —como solía decir mi abuela— feminizados, los bailes eran sensuales (sí) pero no más que un tango, y las letras de las canciones siempre estuvieron apegadas al discurso normado del sistema social (YMCA, la musculosa Macho Man y, claro, la inolvidable In The Navy). En realidad, fueron unos genios, porque los hombres nunca dejaron de ser hombres, nadie podía negarles ese título; la única diferencia es que no eran el tipo de hombres que nos habíamos acostumbrado a idealizar durante siglos, lo cual era exactamente el punto de todo esto: un homosexual no deja de ser hombre, sólo es otro tipo de hombre.
Y, sin embargo, lograron cumplir el objetivo planteado, porque dejaron en la consciencia colectiva una idea fija y renovada de aquellos estereotipos de macho alfa. Esto se comprueba con, por ejemplo, el video de Mope de la banda Bloodhound Gang, la cual es un collage paródico de muchas cosas al mismo tiempo, y entre tantas también de esta nueva herencia que dejó Village People al poner a dos policías danzando ahora sí sexosamente con un arcoíris formado con la bandera Gay de fondo (y usando, por cierto, a Frankie Goes to Hollywood diciendo “Relájate y no lo hagas”, referencia importantísima por ser un mensaje harto machote que se transparenta con ver su respectivo video “Relax” donde hay violaciones, feminicidios y usanza de mujeres por placer sexual).
Como nota especial, y por puro divertimento, haré mención de ese capítulo de Los Simpsons en que Homero cree que Bart es Gay y, hombrecito como lo quiere, pretende mostrarle el mundo de “los hombres más rudos del país”. Una fundidora de acero, símbolo del trabajo duro, afianzado idealmente con lo masculino, resulta ser el escenario perfecto para una comunidad Gay. Extrañamente, en esa escena los trabajadores Gay comienzan a bailar al ritmo de Gonna Make You Sweat del proyecto C&C Music Factory, la cual nunca tuvo nada qué ver con el movimiento Gay pero que, por su género musical, por su cercanía con lo declaradamente Gay y su sonido ahora ya relacionado con la comunidad, ahora era catalogada como una canción más de y para los Gays.
Así, podríamos mencionar muchísimas referencias musicales relacionadas con lo Gay, ora intencional ora incidentalmente. Quizá también sería importante mencionar a esas personalidades que se posicionaron como estandartes de esta revolución sexual, como Sir Elton John y Freddie Mercury. Incluso podríamos decir muchísimo acerca de los Gay en el Punk, el Metal y hasta el Grupero, géneros esencialmente masculinos, misóginos y mucho machos. Quién no recuerda ese momento en que Rob Halford, vocalista de Judas Priest, se declaró abiertamente homosexual. Cómo olvidar las letras de Jonathan Davis, el freak violado por su padre, violentado por su madre, el que chillaba “como niñita”, el clown, el faget, el que vestía lencería femenina en el video A.D.I.D.A.S. (siglas, oportunamente, de Todo El Día Pienso En Sexo). Y, nomás por no dejar de mencionarla, Gloria Trevi, la diosa de la noche, uno de los actuales totems Gay de Méjico al menos, entre otros tantos, erige un desenvolvimiento exuberante de la música consumida por Gays, que no necesariamente es restrictiva de esta comunidad.
Quiero hacer otra pausa para nombrar dos canciones de las cuales no quiero opinar sino sólo recomendar y dejar que cada uno genere su propio comentario. 1) Tlalpan Girl de la banda A Love Electric, y 2) Ladyboy Fisted de la banda Isaacarum.
Aunque estoy dejando pasar por alto mucha música, he de terminar esta digresión con una banda mejicana abiertamente Gay: Larva. De hecho, ellos se venden como Puro Pinche Gay Metal. Al principio, por supuesto, el mensaje estaba un poco más oculto. Por ejemplo: en su disco Anormal, siguiendo la línea del New Metal, parecía ser el discurso de una niña depresiva suicida harta de este mundo que no entiende ni la entiende; en Casa de Alfileres, parecía ser el discurso de un adolescente raro que no encaja con el modelo común de la sociedad; y así, cada álbum trataba de evidenciar a ciertos personajes marginados por los amplios grupos sociales dominantes, cosa nada diferente con la comunidad Gay. Finalmente, poco a poco, con una carrera musical consolidada (por tocar bien, no por ser Gay), lograron develarse como una banda Gay haciendo Gay Metal. Hasta aquí, todo va bien. El problema comienza cuando llega la declaración de Peech en una entrevista para un documental sobre el movimiento Gay en Méjico: A la comunidad metalera no le importa si Larva es Gay, en tanto toquen buen Metal; en cambio, la comunidad Gay discrimina a Larva por tocar Metal, a pesar de ser Gay.
Kobda Rocha