Un disco es una sola obra, es una unidad indisoluble, infraccionable en sus partes. Todo album es una pieza completa, dedicarse a una sola canción sería como leer un solo capítulo de un libro. Escuchar un álbum es una experiencia que debe vivirse de principio a fin, sin interrupciones y sin divisiones. Por ello, he aquí mis más altas recomendaciones a mi personal top de discos perfectos.
A) El Amor Supremo de Transmetal. Una revisión conceptual del mito cosmogónico de Eva y Adán. Musicalmente, el disco forja un hilo perfecto entre track y track para sustentar el discurso lírico magistralmente escrito por Lorenzo Partida. Éste álbum es mi favorito personal por lo que lo he posicionado en la cúspide de mi lista.
B) Blackwater Park de Opeth. Llevo aproximadamente quince años (desde que escuché por primera vez este disco) tratando de encontrar las palabras exactas para describir la sensación que esta obra provoca al escucharla. Sinceramente, aún no me atrevo a hacerlo. ¿Qué palabras estarían a la altura de tan magnánima obra maestra? Lo único que diré es que al subir el volumen, cerrar los ojos y no pensar sino sentir la música, el alma se transporta a otro mundo, a uno mejor, lleno de belleza, tranquilidad y plenitud.
C) Gymnopaidia Del Leteo de Eidyllion. Un sube y baja; ésa sería mi mejor descripción. Pasa por lo melódico y lo apacible, por lo agresivo y lo aterrorizante, por lo complejo, lo instrumental, lo sinfónico incluso, lo medieval, lo oscuro, lo natural, lo etéreo, lo espiritual, lo visceral, lo corrosivo, lo sensible y lo violento. Este álbum es un recorrido por el corazón humano, por su espíritu y su mente.
D) Issues de Korn. Este disco es una película de terror. La construcción instrumental de esta obra se forja principalmente de sonidos experimentales entre mezclas de guitarras, efectos digitales, sintetizadores y un tratamiento de producción bastante quisquilloso. La voz de Davis está exhaustivamente trabajada para conseguir el impacto y la conmoción exactas. Además, las letras de las canciones hacen un recorrido de emociones extravagantes como sólo Jon sabe hacerlo. Simplemente, un discazo oscuro y poderoso.
E) Sing Along Songs For The Damned And Delirious de Diablo Swing Orchestra. El estilo de esta banda por sí solo ya es lo suficientemente innovador y bien construido para posicionarse al instante en cualquier top de sonidos perfectos. Y, por si fuera poco, se dan el lujo (o debería decir “nos brindan el honor”) de componer un disco sin topes, sin tropiezos, sin titubeos y sin sobrantes. Nada le falta y nada le sobra, así es DSO.
F) Κατά τον δαίμονα εαυτού de Rotting Christ. Un himno máximo a la oscuridad, el homenaje más alto al abismo, una majestuosa alabanza al gran demontre. Un trabajo casi enciclopédico en todos los sentidos: musicalmente, tiene cruces alternos de compases y un ensamble minucioso de instrumentos orquestales y paganos; líricamente, tiene un uso interlingüístico de griego, latín, inglés, español, francés, hebreo y otras lenguas ingentes que escapan a mi conocimiento; conceptualmente, tiene la exactitud de ser directo, redondo y claro. Una declaración, demostración y purificación de la evolución artística humana.
G) Burning: A Wish de Lacrimas Profundere. Doom, gothic, melodic rock o cualquiera que sea el género que se supone toca esta banda, éste es uno de los mejores discos de todos esos géneros. Emotivo, casi romántico, pero también triste y melancólico. Tiene sus guturales y sus sopranos aunque ninguno de los dos domina la totalidad de los sonidos vocales. Schmid hace un excelente trabajo con las líricas y el balance vocal; canta lo justo y justo cuando tiene que hacerlo. Musicalmente, tiene un hilo conductor armónico, todas las melodías circundan una misma serie de tonos que a ratos parece un disco de una sola canción, inseparable en sus partes. Simplemente, perfecto.
H) The Satanist de Behemoth. Si el gran emperador Lucifer ha esperado tantos milenios para recibir el halago perfecto, es sin duda este disco merecedor de tan alto título. Escucharlo, incluso sólo mirar la portada del álbum, es una condena blasfémica. He aquí la mayor tragedia del cielo y la mejor victoria del averno. Y todo eso sólo hablando del sentido conceptual y lírico del disco. Musicalmente, es un derroche de maestría, creatividad y verdadero espíritu artístico.
Kobda Rocha