La contradicción es buena. Comúnmente, se piensa que uno debe ser consistente y estable en las opiniones, en los principios y en las ideas que uno tenga sobre cualquier cosa. Sin embargo, la historia nos ha enseñado que apegarnos rigurosamente a una ideología, postura u opinión es un defecto de obstinación, pretensión e intolerabilidad. En contraparte, cuando uno posee la sabia habilidad para considerar ambas caras de la moneda y poder transitar de un lado hacia otro de la oposición ideológica, uno tiene mayores posibilidades de descubrir la verdad aplicada a su propia existencia. Aunque eso provoque un cambio de opinión muy drástico de un momento a otro… pues todo tiene un precio. Esto lo planteo ahora porque anteriormente (en otras digresiones) he dicho que las obras no se pueden ni se deben dividir en sus partes, y también he dicho que no es posible hacer elecciones de preferencia sin que esta decisión cambie abrupta y repentinamente. Y, sin embargo, lo voy a hacer, porque me gusta contradecirlo todo, incluso a mí mismo. Así que he aquí mi top de discos, bueno, de hecho, de finales de discos.
A) Κατά τον δαίμονα εαυτού de Rotting Christ. De hecho, es menester mencionar que el disco es completo, una obra maestra de principio a fin. Sin embargo, si sólo consideramos el cierre, es de lo mejor que hay. Un ritual, un himno al abismo, una ofrenda a las llamas del subsuelo. Lo oscuro, lo sublime y lo terminante. Es, sin duda, uno de los mejores cierres de discos que el black metal ha heredado al mundo.
B) Raza Odiada de Brujería. Un track instrumental bastante denso, con el toque representativo de Dino Cazares en las guitarras y de Raymond Herrera en la batería. Tiene una esencia de apocalipsis y satanismo al mismo tiempo. Es, además, uno de los mejores tracks instrumentales de la escena. ¡Pero no es todo! Cuando uno piensa que ya se terminó, comienza una invocación del libro Los Secretos del Infierno, el Emperador Lucifer y su ministro Lucífugo Rofocale. ¡Salve!
C) Evangelion de Behemoth. En realidad, dudé bastante en escoger este disco por sobre algunos otros de esta gran banda. The Satanist, por ejemplo, o I Love You At Your Darkest también tienen un cierre de primera. Sin embargo, Lucifer es la canción que se lleva el premio mayor. Toda la complejidad lírica, musical y conceptual son suficiente argumento para justificarlo. Además, claro, del excelente video que le fue asignado. Simplemente, ¡una chulada!
D) Monotheist de Celtic Frost. Hablar del final de este disco no es hablar de una canción solamente sino de tres tracks unidos por una sola línea. Podríamos decir que sí hay una canción pero también hay un lamento/oración vocal, prácticamente a cappella y hasta una melodía de cámara con violines, piano, cellos, violas y algunos otros instrumentos orquestales por el estilo. El disco entero es un agasajo interlingüístico, poliarmónico y monoteísta.
E) Pandora’s Piñata de Diablo Swing Orchestra. Los tres discos de esta banda tienen un final espectacular (nótese que estoy ignorando a propósito el cuarto trabajo de DSO). Cada cierre es exacto con su disco; sin embargo, en el tercero agregaron un elemento que le da ese plus que pocas canciones de pocos cierres de pocos discos de pocas bandas poseen. Primero, una melodía de violines, cellos e instrumentos similares acompaña al desenvolvimiento vocal tan tremendo y armonioso que evoca el sonido de un santo. Luego, el desenlace, instrumentado a la forma de DSO con un extra de dubstep. Suena extrañísimo. Pero Diablo Swing Orchestra son los expertos en hacer que algo muy raro suene de lujo. ¡Imperdible!
F) Lo podrido corona la inmensidad de Transmetal. Un track instrumental con una línea de bajo adictiva e hipnotizante y unos solos de guitarra cortesía de Ernesto Torres y Juan Partida que no tienen comparación alguna. En verdad, esta canción, este disco y estos músicos majestuosos coronan la inmensidad.
Kobda Rocha