Lentitud

¡Oh, gran cualidad de pensadores, vagos y mirones! La lentitud es una característica que hoy día pocos humanos poseen. La lentitud es un don. Puesto en las magníficas palabras de Kundera: “El que corre a pie está siempre presente en su cuerpo, permanentemente obligado a pensar en sus ampollas, en su jadeo; cuando corre siente su peso, su edad, consciente más que nunca de sí mismo y del tiempo de su vida.” Contrariamente, el acelerado, el veloz, el que viaja en automóvil, el que apresura su ritmo para ganar minutos en el reloj, ése vive ajeno a sí mismo, no se conoce, no se reconoce dentro de su propio cuerpo ya que existe al ritmo de una máquina, al ritmo acelerado de una tecnología que lo supera.

La velocidad, como propone Carl Honoré, convierte a las personas en seres atareados, agresivos, ocupados, apresurados, estresados, impacientes y superficiales. En cambio, la lentitud torna al individuo en un ente sereno, cuidadoso, pacífico, tranquilo, paciente y reflexivo. Lo rápido se vuelve impreciso y banal; lo lento se vuelve sabio y profundo. Como referencia, recomiendo la Pequeña Teología de la Lentitud de José Tolentino Mendoça. Quizá con dicho texto, no hubiéremos necesitado la mención de los ejemplos siguientes.

  1. Conducir por la carretera a gran velocidad aumenta la probabilidad de accidentes, de muerte y estrés. Conducir lento amplia las opciones para disfrutar el viaje: platicar con el copiloto, apreciar el paisaje, mirar la ciudad y notar lo pasajero, por mencionar las primeras que vienen a mi mente.
  2. Contraer matrimonio con rapidez aumenta la probabilidad de equivocación, de divorcio, de infelicidad. Tomarse su tiempo para conocerse, para enamorarse, para decidirse, para planearse, para comprometerse, en fin, para casarse, brinda la ingente sensación de plenitud satisfactoria, el amor y el tan anhelado “vivieron felices por siempre”.
  3. Comer rápidamente disminuye el gozo, el placer de saborear, y también provoca problemas digestivos. Comer lento, encomendarse a la misión de la comida lenta (como lo nombrara Petrini), es una actividad que desarrolla el paladar, fomenta el reconocimiento alimenticio y aporta un tinte selectivo ante la complejidad gastronómica.
  4. Ver una pintura o una escultura sin detenerse en los detalles, sin tomarse varios largos minutos para apreciarla, para mirarla desde diferentes ángulos y perspectivas es como ver una película en cámara rápida o escuchar un disco adelantando las canciones rápidamente. Es decir: no detenerse a apreciar una obra es lo mismo que no haberla visto jamás.
  5. Las artes escénicas (el teatro y la danza por ejemplo) están situadas y desarrolladas en tiempo más que en espacio, por lo que no se las puede apreciar rápido, pues la velocidad es establecida por el artista… Y, aun así, ya se inventó el microteatro y demás obras rápidas que da tristeza siquiera nombrarlas.
  6. La literatura está situada más en un espacio que en un tiempo. Sin embargo, leer rápidamente también despoja a este arte de su sentido profundo, filosófico, kalokagático y sublime, convirtiéndolo en una actividad llana, simple, hueca e incluso sin sentido.
  7. Las decisiones hechas con rapidez son erróneas, irracionales, basadas en una mera intuición básica e instintiva. Las decisiones hechas con lentitud son premeditadas, analíticas, consideran aspectos profundos más allá de la atracción superficial y genésica hacia lo decidido.
  8. Como ejemplo extremo: pensar rápido… ¿En verdad será pensar? Para responderlo, habrá que detenerse a pensarlo, ir lento, analizar con calma, lento, pensar de veras, tomarse su tiempo para pensar, pensar lento, pensar profundo, pensar significativamente.

La velocidad, en síntesis, quita a las cosas su derecho a ser percibidas completamente, a ser disfrutadas fracción a fracción, a ser comprendidas y a ser debidamente procesadas. Ir rápido es ir descuidado. En cambio, la lentitud es precisión y profundidad. Lo lento está dotado de un sentido total. Porque lo rápido es imperceptible: ver sesenta dibujos en un minuto es prácticamente no ver ninguno; mirar uno solo en un minuto es fijar toda la atención en él, poner concentración e inteligencia en su reconocimiento. Lo rápido es vano; lo lento es sublime.

¿Y qué tiene que ver todo esto con la música? Desde hace ya varios años se ha puesto de moda la velocidad. En el ámbito del metal, cualquier subgénero del mismo, la tendencia es ir lo más rápido que se pueda. Todos los músicos quieren tocar cada vez más y más rápido; y los escuchas quieren escuchar música cada vez más y más veloz. ¿Y dónde queda el aspecto excelso de lo preciso, de lo profundo, ese carácter que dota a la música con una totalidad de sentido? ¿Dónde se ha dejado la capacidad de apreciar lo pausado, lo lento, lo acompasado? El gótico, el doom, el dark eran géneros lentos, oscuros, con más ambiente que notación musical; ahora suena todo a la misma velocidad que el technical death metal, perdiendo su personalidad, su unicidad, su esencia. Ya no se escuchan canciones con Rowboat de Coal Chamber… y ya tampoco existen personas que al escuchar dicha canción se emocionen, reconozcan la complejidad y la maravilla de esa lentitud. El death metal solía entregar piezas como Bloodfreak de Murder Squad que ahora son ignoradas y hasta desprestigiadas. Canciones como A Dying God Coming Into Human Flesh de Celtic Frost son raramente apreciadas, son dejadas de lado por canciones notadas en semicorcheas como mínimo. Dos Metros Bajo Tierra de Transmetal y Aquí No Es Dónde de Resorte son ejemplos de que la lentitud no es menor ni de más baja calidad ni menor potencia que la velocidad; por el contrario, incluso la lentitud puede llegar a ser aún más devastadora que la rapidez. Para prueba, el efecto de Slowly Burnt To Death o de Threading On Vermillion Deception. Es momento de detenernos por un momento frente a una pintura y sacar la mejor apreciación de ella; es momento de caminar despacio por la calle y mirar con atención todos esos detalles que la velocidad nos han negado; es momento de hacer música lenta y regresarle el sentido, la esencia y la calidad.

Kobda Rocha

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