Los libros no sirven para nada

Salvo para detener la puerta cuando hace calor, estabilizar los muebles cuando el suelo está chueco, avivar la lumbre de una fogata, adornar pretenciosamente la oficina y presumir una enorme pila de textos que a nadie importará si has leído (o escrito), los libros no sirven para nada. No sirven para ganar más dinero ni para ascender de puesto, no sirven para resolver problemas familiares ni para ser popular en la escuela, no sirven para calmar el hambre ni para detener una hemorragia, no sirven para reparar el coche ni para pagar las deudas, no sirven para lavar la ropa ni para trapear el piso, no sirven para sobornar a los policías de tránsito ni para salvar a las especies en extinción. En fin, los libros no sirven para nada; somos nosotros quienes debemos servirles a ellos.

 

Kobda Rocha

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