Hoy sufro por quien no puede llorar, peno por quien no logra expresarse, lucho por quien teme su expirar, escribo por quien puede terminarse. Hoy me avergüenzo de mi especie, la humanidad me decepciona, la mente no esclarece la idiotez que reina una persona.
No es maldad nuestra demencia, no es siquiera la infamia del poder, sólo es una estúpida inconsciencia. Inopia: el absurdo no saber.
Hoy las palabras no me alcanzan, los poemas no consuelan, las almas no descansan, las aves ya no vuelan. Hoy los tigres ya no rugen, los lobos ya no espantan, las garras ya no crujen, las ranas ya no saltan. Hoy los cerdos ya no apestan, los toros ya no embisten, los gallos ya no encrestan, la fauna ya no existe.
Los zoológicos hospedan el reino animal; las enciclopedias, los diccionarios, las pinturas, las fotografías. Ahí están los animales: en las palabras, en sus nombres, en los dibujos, en las películas. Nunca nadie ha visto una pantera en su hábitat natural, nadie sabe dónde se supone que habitan los borregos, como si hubieran nacido todos en un corral.
Hoy la fauna ya no existe en el mundo real. Hoy la fauna ya no es. Los animales son un recuerdo, la nostalgia de un mundo pasado, la felicidad sin humanidad.