Mientras en los últimos días en el país toda la atención pareció estar centrada en las presentaciones de U2 y en la demagógica figura de Bono, también llegaron una serie de grupos a la Argentina que valía la pena presenciar. Los Flaming Lips fueron unos de ellos, quienes arribaron al país para formar parte y dar el punta pie inicial al Quilmes Rock.
Pagando una entrada por solo $85 (gracias a un 50% de descuento) uno tenía la oportunidad de presenciar a uno de los mejores grupos de los noventa. Un precio irrisorio sabiendo lo que es Flaming Lips en Vivo y sobretodo si lo comparamos con el exorbitante costo de U2 (las entradas de campo iban de 800 a 1200 mangos, una locura!!).
Así que mi dinero fue una exitosa inversión. Fue una noche bárbara!! Flaming Lips dio un show que fue muy divertido tanto desde lo musical como desde el espectáculo. Y en esto mucho tiene que ver la figura de su carismático y delirante líder Wayne Coyne para animarlo en todo momento.
Ya desde antes de arrancar el recital, Wayne salió al escenario para hacer un anuncio importante acompañado de una traductora (de un inglés “básico” y calamitoso, que cada vez que le pifiaba a la traducción se ganaba un “burra!!” de la gente). Coyne anunció básicamente que el show iba a ser flashero por las luces (por si a alguien le afectaba verlas) y que iba a usar su burbuja espacial!!! Sí señor, al arrancar el concierto, el líder de los Lips, se metió en su esfera trasparente y empezó a rodar sobre el publico!! Pero también se dio otros gustos. Wayne como un verdadero showman, interpretó sus temas encima de un tipo disfrazado de oso, usando megáfono, aplastando un platillo “personal” e incluso revoleando globos y manos inflables. No solo fue divertido y cómico, tenía mucha actitud arengando al público con sus “Come on motherfuckers!”, jugando con los “Ooohhh OhOh Oohhhh Oh!” de la gente, y midiendo los tiempos de cada una de sus canciones.
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Dentro de semejante espectáculo, Flaming Lips combinó muy bien canciones de su último disco Embryonic tales como “Worm Mountain”, “Silver Trembling Hands” y “The Ego’s Last Stand” que convulsionaban con su sonido. Pero obviamente los que mejor recepción cosecharon fueron los clásicos de la banda. Increíble fue esa seguidilla prodigiosa de “She Don’t Use Jelly” y “The Yeah Yeah Yeah Song” (entusiasmantes en sus estribillos) junto a “Yoshimi”, esta vez en una versión algo más lenta cantada por todo el público. Luego llevarían los clásicos de The Soft Bulletin, la cautivante “What is the Light?” acompañada después por “Race for the Prize”, que fue el punto más alto y revolucionario de la noche. Y para cerrar, como era de esperarse la conmovedora “Do You Realize?”, que terminó de enamorar a cada una de las personas que estuvieron presentes.
Fue una presentación fantástica y muy colorida. Incluso la puesta de escena con papelitos de colores, globos, esos sujetos naranjas que bailaban a los costados, y un Mario Bross y un dinosaurio inflables daban la sensación de sufrir un sueño fumado, volador y absolutamente maravilloso. Ojala vuelvan pronto para volver a disfrutarlo…
Persy
Qué bueno pagar 85 mangos, nunca me enteré de eso. El recital fue todo lo diferente a lo que una persona puede ver normalmente, muy bueno realmente. Me hubiese gustado algunos temitas más, Flight Test no podía faltar, viejo!
La verdad que estuvo buenichimo!!!