Puntaje del Disco: 9,5
- Crown of Horns: 8,5
- Slit Your Guts: 9,5
- Graves of the Fathers: 9
- Dead And Dripping: 8
- Benedictine Convulsions: 9
- Phobophile: 10
- Lichmistress: 9
- Orgiastic Disembowelment: 9
Brutalidad.
Brutalidad es aquella palabra repugnante que descifra a la violencia de un modo vil, loco y desequilibrado.
Brutalidad es agarrar el micrófono para cantar pero con gusanos en la boca.
Brutalidad es gritar de un modo abrupto y sin conciencia de lo que puede llegar a hacer al espectador en un momento que no esté atendiendo a nada.
Brutalidad es este disco.
Hacia el final de “Orgiastic Disembowelment” uno se da cuenta de que el álbum cobra un título bastante poderoso de sentido. No va a haber nada tan vil como esto, ni siquiera la brutalidad (Si, otra vez esta palabra, y quizás la repita a lo largo de toda la reseña) de portada, porque es como si te dieran mil martillazos en la cara y no quedara nada de tu existencia.
Es así como se puede describir un disco como este, tan avanzado para su época como para los que recién tienen un oído de león puesto a prueba de todo. Ni siquiera su producción en su época era algo escuchado por aquel entonces.
Cryptopsy es una banda canadiense formada en Montreal en 1988. Desde aquel año, surgiría algo descomunal que tardaría años en crecer su semilla, una semilla negra llena de brutalidad. A lo largo de los años, Cryptopsy fue una de esas bandas que han sufrido cambios de formación constantísimos, quedando ahora solo Flo Mounier (Baterista) como el que más ha durado en la banda (que ni siquiera es miembro original).
Cryptopsy ha plantado una semilla bastante importante en el terreno de la música extrema, juntos con otros monstruos como Immolation, Suffocation, Atheist, y entre otros tantos. Quién lo niegue merece ser expulsado dentro del terreno de la música extrema, pero cualquiera que sepa la artística sonoridad de la música extrema sabe que Cryptopsy otorgó demasiado.
El debut, Blasphemy Made Flesh, lanzado en un inocente 1994, ya fue brutal. Fue una base sonora que rebalsaría la música extrema. Pero None So Vile utilizó esa base y la plasmó en algo mucho más técnico y llevado a la perfección, definiendo hasta ahora uno de los géneros más desquiciantes, atrevidos y enfermos de la música: el Brutal Death Metal.
Sin embargo, como otras bandas del género (mencionando a Atheist o a Death, aunque parezca poco creíble) Cryptopsy tomó muchísimas influencias del jazz, con la única gran diferencia de que no las llevo a tintes progresivos, sino que lo hicieron a su manera. Resultaría lógico que el guitarrista Jon Levasseur tocara en una banda Free Jazz durante los años que se fue del mundo del Metal Extremo. Eso sin contar al presunto líder de la banda, Flo Mounier, una bestia total, de los mejores bateristas del género sin dudarlo, proveniente de las ramas jazzísticas a tope con una coordinación de batería rapidísima, realmente casi imposible de hacer, casi inhumano (sobre todo en la canción «Phobophile», una canción plagada de muchísimos Blast Beats como si estuviese muy mal de la cabeza). Acompañado de brutales slappings de bajo por parte de Eric Langois (una bestia en las 6 cuerdas) hasta ese entonces no implementados en el género.
¿Y qué decir del cantante? Lord Worm. Ojala que vuelva a la banda. Sin él, Cryptopsy ahora no es lo mismo. Letras realmente vomitivas pero su voz todavía más brutal y alienígena. Es la figura de la banda, sobre todo en sus conciertos cuando les daba de comer gusanos a la gente. La voz de Lord Worm realmente asusta, por ser única y a la vez enferma y perversa. No hay otro cantante del género que se pueda igualarlo.
En None So Vile cada elemento de cada miembro es plasmado en su total talento. Por más corto que sea el disco, representan cada técnica brillante y brutal de una manera atroz y descomunal. Este álbum otorga violencia en su máxima perversión y brutalidad, como si te estuviesen dando 30 martillazos en la cara, haciendo parecer a Cannibal Corpse como música de pop.
En conclusión, 32 minutos para hacerte polvo (similares a los 29 históricos minutos del Reign In Blood de Slayer). Un disco que realmente se te va a hacer difícil de olvidar si es que has entrado sin haber sido advertido antes al mundo del Metal más extremo. Pero realmente Cryptopsy es la mejor forma de hacerlo, una banda que realmente ha otorgado frutos imprescindibles a esta escena. Y esta es su mejor obra y uno de los mejores discos del Death de todos los tiempos. Brillante álbum, un 9,5 y súper recomendado pero hay que darle mucho tiempo, sobre todo a esta página, que no llegamos ni a tocar ni la cuarta parte del talón de este tipo de música. Así que, entrenen sus oídos, vale mucho la pena.
Toto