I’ve learned to become numb to negativity;
it’s better to just follow your heart.
Maria Brink
El mundo se ensañó con mi existencia, el infierno desató su furia entera sobre mí, el universo dejó caer toda su entropía en mi fragilidad humana. Desde pequeña me hablaron de los horrores del mundo y de la maldad que el Orco es capaz de heredarnos pero jamás lo creí cierto. Cómo creer que los hombres pueden vejarte en cuerpo y alma cuando tú sólo has conocido de ellos cariño y mimos, como los de tu padre, los de tu abuelo, los de tu hermano; cómo dudar de quien forzosamente habrá de ser padre o hermano de alguien. Quién creería que se puede ultrajar a alguien a tal grado que prefiera morir; una niña, cuyo cuerpo no ha recibido sino caricias, jamás creería que en verdad se puede sentir tanto dolor. Me lo advirtieron, pero mi pueril inocencia añubló mi credibilidad.
Han pasado los años, he crecido, ya fui arrojada a ese mundo maldito, ya conocí la malevolencia del báratro… y aun así, con todo, sigo creyendo que hay bondad en este planeta y que las personas pueden ser clementes, caritativas y bondadosas. Aún sueño con el afable resol del cielo, con los cálidos resisteros del verano, con esa resolana dulce ni álgida ni tórrida. También confío en dios; lo miro, lo adoro, lo añoro; sé que está ahí, que me cuida y que tarde o temprano me ayudará, finalmente me brindará su eterno consuelo. Aún mantengo la esperanza viva de que todo pasa por algo y que no hay mal que por bien no venga. Todavía creo en el amor.
Todavía creo en el amor…
Kobda Rocha