20 años ondeando la bandera del metal

Transmetal, desde su génesis en 1958, ha gozado una serie de cambios en múltiples sentidos. Y aclaro que he preferido usar el verbo ‘gozar’ y no ‘sufrir’ porque me consta que, a pesar de que todo cambio trae consigo una carga de peligro y nostalgia, la banda ha pasado a través de sus metamorfosis con más gozo que sufrimiento.

La alineación de integrantes ha tenido muchas etapas, como si fueran bloques discográficos. La única constante son los tres hermanos Partida Bravo: Javier, Juan y Lorenzo. Esta tercia de consanguíneos dio vida y ha mantenido en pie a la banda por más de treinta años a la fecha.

Diez años atrás, Transmetal contaba con Bruno Blázquez como imagen frontal. Junto a los Partida, él era un niño, aunque no por ello su calidad escénica era menor. Había un contraste bien marcado entre la experiencia de los instrumentistas y la jovialidad del vocalista. Sin embargo, más allá de provocar un descuadre musical, se complementaban. Los músicos se contagiaban de juventud y el mozo aprendía de los grandes. La imagen que proyectaban era estupenda.

Con esta alineación (Javier Partida en la batería, Juan Partida en la guitarra líder, Lorenzo Partida en el bajo, Bruno Blázquez en la voz, y Antonio Tenorio en la guitarra rítmica por cierto), grabaron un disco titulado 20 años ondeando la bandera del metal. Un título sin duda extrañísimo como sólo una banda latinoamericana podría nombrar su álbum, y no lo digo en afán despectivo sino con intención de remarcar la creatividad picosa que fluye por nuestra raza.

En general, el disco es bastante hosco, de tonos graves, de guitarras secas y bajos pronunciados; la voz de Blázquez también es mucho más gruesa que en sus dos producciones anteriores (El despertar de la adversidad y Progresión neurótica). El sonido podría parecer un experimento, sin embargo, la banda ya ha acostumbrado a sus fans a los cambios de estilo, así que uno escucha sin el prejuicio del que está enamorado de lo inmutable.

En esta digresión, aprovechando este álbum como hilo conductor, recomendaré tres canciones que me parece son una rareza no sólo en Transmetal sino en el Metal como género musical en general: 1) El rocío celestial, 2) El culto impío, y 3) El salvador negligente.

¿Qué tienen estas canciones diferente al Metal en general (salvo algunas excepciones)? Lentitud. Una característica que regularmente se le reservaría al Doom o al Gótico, quizá hasta al New Metal, pero que uno jamás lo pensaría en el Thrash, el Death, ni siquiera en el Heavy. Hoy en día parece que el Metal es una carrera de velocidad, como si eso hiciera mejor una canción. Ya nadie quiere desacelerar, se avientan cuatro minutos a todo lo que dan sus plumillas y sus baquetas, cuando a veces sería mejor un bit lento, lento… L – E – N – T – O

¡Transmetal lo ha logrado una vez más!

Kobda Rocha

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Kings of Leon – Mechanical Bull (2013)

Puntaje del Disco: 8

  1. Supersoaker: 8
  2. Rock City: 8,5
  3. Don’t Matter: 8
  4. Beautiful War: 7,5
  5. Temple: 8,5
  6. Wait for Me: 8
  7. Family Tree: 8,5
  8. Comeback Story: 7
  9. Tonight: 7,5
  10. Coming Back Again: 7,5
  11. On the Chin: 8

En 2008 Kings of Leon pisó fuerte con Only by the Night, con hits del calibre de “Sex on Fire”, “Crawl” y “Use Somebody”.  A partir de entonces cada vez más miradas se posaron ante cada lanzamiento de la banda de Tennesee, tras el para muchos decepcionante Come Around Sundown (2010), donde apelarían a sus raíces sureñas, volverían a marcar territorio y recibir buenos augurios tres años después con su sexta placa de estudio Mechanical Bull.

“Supersoaker” es un comienzo ideal con un sonido de guitarras envolventes más orientado al indie rock, y con el correr de temazos como “Rock City”, “Temple” o “Family Tree” sentimos el alivio esperado con un balance ideal entre la pasión y los origenes primarios y el producto de rock amigable que la industria musical espera de ellos.

Con Mechanical Bull  los Followill volverían a tomar las riendas de su carrera con algunas de sus canciones más fuertes en su carrera, demostrando su capacidad para llevar sus himnos de estadio en un nueva e interesante dirección.

F.V.

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El Frente

Una era de imbecilidad: 

Guerra sagrada… sagrada estupidez.

¿Cuántos cadáveres para derramar una lágrima?

Lorenzo Partida

Uno nunca sabe dónde irá a encontrarse con la maldad en carne viva. A veces, la maldad sólo es un concepto abstracto que nada tiene qué ver con el ser humano; es un ente cornudo y colorado, un adjetivo prescindible, característica de villanos y criminales, una fuerza sobrehumana que nos amaga el día, una palabra con más religión que significado. Mas, algunas otras veces, la maldad parece ser el sentido más humano que poseemos.

Yo la conocí desde pequeño cuando mi padre, abrazado a la cintura de mi mamá, juraba por diosito que nosotros, su familia, éramos lo más preciado en su vida, que sin su querida familia moriría al instante, que no sabría qué hacer si le llegara a faltar uno de nosotros, que estaba tan orgulloso de su hijo como enamorado de su esposa, que nos amaba como no nos imaginábamos. ¡Por supuesto que era inimaginable! Cómo sabría un niño de once años si los golpes de la noche anterior habían sido reales o sólo una pesadilla abductora. Pues, aunque los moretones en la espalda y la sensación de huesos rotos eran bastante reales, el rostro amoroso de mi padre me sobornaba, me sedaba, me confundía.

A lo largo de mi vida he visto innumerables ejemplos de lo mismo. En la escuela, sobreviví (no sé cómo) al bullying. En la oficina, la maldita explotación y el miedo al desempleo me han torturado cada día desde la juventud. En la calle, con tanta rata, ya no se puede caminar a gusto; hasta para robarte veinte pesos y un mísero celular te sacan la pistola. El narco, los linchamientos, los secuestros, la envidia, el mal de ojo, los fraudes, el desalojo, la injusticia, la impunidad. Pero nada de eso se compara con la maldad que he visto aquí en el frente de guerra.

Al principio, todos creímos que esta guerra sería exactamente igual a las últimas: valientes soldados con armas de fuego distrayendo al enemigo hasta que alguien se decidiera a lanzar una bomba que pusiera fin a la disputa. Sin embargo, cuando finalmente se rompieron las hostilidades, no pasó nada, al menos nada belicoso; no hubo invasiones ni avionazos como cuando Estados Unidos encabezaba los movimientos beligerantes, tampoco hubo tropas militares marchando en territorio hostil. Sí, la milicia sigue jugando un papel importante en cuanto a política se refiere, pero ya jamás salen del territorio nacional. En un inicio, todo eso fue extraño, mas, como no había peligro de muerte, muchos ciudadanos queríamos enrolarnos para ayudar a ganar esta guerra.

Aún recuerdo con arrepentimiento el día que envié mi currículum para secretario de algún secretario del secretario de defensa. Como sea, me dieron el puesto y después de cuatro años me han cambiado de división tantas veces que ya no encuentro una real diferencia entre matar y servir cafecito con galletitas para las estrategas y generales, pues, al final, esto sólo es un empleo como cualquier otro donde hay que “hacer lo necesario” con tal de ganar unos pesos, porque no ya la guerra. Eso lo aprendí cuando estuve en la Oficina de Planeación y Desarrollo de Armas Bioquímico-Virtuales. Cuando me enviaron allí, no creí que en verdad existiera tal departamento, sonaba simplemente ridículo, pero pronto me estremecí al ver lo que se hace en esa oficina que más bien es algo así como un laboratorio de ingeniería computacional combinada con tanatogénesis inducida: de alguna forma, colocan enfermedades en simples actualizaciones de programas comunes en internet que, al ser descargadas en los dispositivos móviles, la salud de los usuarios se va deteriorando gradualmente con cada actualización hasta matarlos. Por supuesto, como en todas las divisiones, son mujeres quienes desarrollan tales armas; a los hombres se nos reservan las órdenes simples como “prepárame un café y, cuando termines, envías la actualización para el reproductor de música”, en cuya aplicación se incluye un prolapso neuronal o una psoriasis pustulosa.

Con el tiempo, uno se acostumbra a esta guerra. De hecho, ha dejado de parecer una guerra; incluso los noticieros ya no anuncian ataques bélicos, sólo informan plagas, epidemias, tendencias juveniles al vandalismo, inconformidad social, descompensación alimenticia, sedentarismo, psicosis, suicidios, como si fueran situaciones naturales y no ya algo provocado por alguna nación adversa. Las estadísticas muestran que el aumento en la tasa de mortalidad durante los últimos seis años es exuberante, mas a nadie importa esto. Mientras la guerra no llegue con armas nucleares, la población no se opone a ella aunque mueran decenas de millones cada año.

Aun así, nada de eso puede compararse con lo que vi hace unas semanas en el frente de guerra. En realidad, ya no es un frente como se lo conocía en las guerras anteriores, ahora sólo se utiliza el nombre para mantener la jerga militar aunque nada tenga que ver la función que desempeñamos los oficinistas en ese departamento. Lo que hacemos allí es matar, matar directa y firmemente, sin titubeos, sin enfermedades, sin delicadezas. Buscamos algún oficinista del bando contrario y, con un simple botoncito rojo (que jamás supe cómo operaba), le provocamos una muerte cardiaca súbita.

El Frente son pequeños cubículos alfombrados, cada uno con una computadora enorme, dos sillones reclinables, un gatillero y una estratega. La estratega se encarga de encontrar un blanco potencial, creo que con patrones psicológicos, no estoy seguro, y después el gatillero presiona el botón. Sí, te pagan por mover un dedo y presionar un botón, lo que es claro si se toma en cuenta la creciente popularidad del Tratado Feminista Militar: en resumen, se llegó a la conclusión de que las mujeres son mejores estrategas militares siempre que no sean responsables directas de alguna muerte. Y para eso nos contratan, para matar y servir café, lo segundo por convención social.

La maldad, ahora lo sé, es más pura en una mujer que en un hombre. Por cuatro meses fui gatillero de Sofía, la gran maestra estratega. Hacíamos buen equipo, ella me regresó la fe en mi nación y yo le preparaba mokaccinos exquisitos. A diferencia de la mayoría del personal con que había trabajado, Sofía jamás perdió el objetivo de esta contienda. Matábamos a diestra y siniestra, ¡y no sólo a los oficinistas! De alguna manera, ella logró decodificar patrones alterados para identificar a los gatilleros adversarios. En tres meses habíamos acabado prácticamente con esta guerra de seis años, nuestros contrincantes estaban a un paso de firmar el armisticio… Fue entonces cuando comenzamos a matar estrategas.

Yo no quería hacerlo, lo juro, pero sólo era un simple gatillero, no estaba en posición para oponerme ni para desobedecer las órdenes directas de una estratega como Sofía. Además, su argumento me pareció bastante razonable: matar gatilleros no basta, puesto que siempre contratarán más y más; al final, un gatillero sólo es la mano, hay que ir al verdadero problema: la mente detrás de la mano, es decir, las estrategas. También matamos generales, políticos, negociadores, gente a quien no se debe matar a mitad de las hostilidades, pero ella insistía en ir cada vez más allá, decía que matar ciudadanos no serviría de nada. Y a pesar de ello, pasamos dos días matando niños, luego fueron bebés recién nacidos.

Dejó lo peor para el final: convirtió la computadora del frente en una especie de incubadora biológica. Ya no matábamos niños, de hecho en los últimos días ya no matamos a nadie, ella dijo que ya no era necesario matar, que había encontrado la forma de ganar la guerra sin tener que quitar una sola vida más, y ¡claro que la apoyé, todo cuanto habíamos hecho hasta entonces había funcionado! Además, aunque yo sólo era el gatillero, las muertes se van acumulando en la consciencia de uno y yo ya no quería seguir coleccionando muertos. Pero muy pronto supe que esto era incluso peor que asesinar: primero, provocamos diástasis, abortos, y no sé cuántas cosas más a todas las mujeres embarazadas; y después, dejamos estéril a todo el mundo.

Sofía me dijo que la guerra era un ente abstracto ―como la maldad― y que la única forma de acabar con ella era acabando con quien la produce. Ahora somos la única nación que podrá tener hijos, puesto que atacamos incluso a nuestros aliados y también a todas las naciones que no entraron a la contienda, porque cuando vieran lo que podemos hacer, me explicó, tanto aliados como enemigos arremeterían contra nosotros, así que debíamos neutralizarlos indistintamente.

El mundo no verá más hijos que los nuestros. Dentro de ciento cincuenta años, no habrá más cultura que la nuestra, no habrá más bandera que la nuestra; es como aniquilar a todo ser humano sobre la Tierra y no tener el suficiente valor para suicidarse. ¿Puedes imaginarlo? Es como decirte que, en adelante, sólo tú podrás tener hijos y nadie más, que estamos dejando el futuro de la humanidad en tus manos. ¿No es ésa la mayor maldad concebible?

Kobda Rocha

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Fleet Foxes – Crack-Up (2017)

Puntaje del Disco: 7,5

  1. I Am All That I Need / Arroyo Seco / Thumbprint Scar: 9
  2. Cassius: 8,5
  3. Naiads, Cassadies: 7
  4. Kept Woman: 6,5
  5. Third of May / Ōdaigahara: 7
  6. If You Need to, Keep Time on Me: 7
  7. Mearcstapa: 6,5
  8. On Another Ocean (January / June): 6,5
  9. Fool’s Errand: 7,5
  10. I Should See Memphis: 7,5
  11. Crack-Up: 7,5

Con la ausencia de Josh Tillman, quien inició su propio proyecto bastante auspiciaso en estos años bajo el nombre de Father Misty John, Fleet Foxes parecía virtualmente terminado. Sin embargo, tras una larga espera de 6 años, los miembros que quedaban de la banda reaparecieron con Crack-Up.

Estos hippies del siglo XXI, siguen haciendo indie folk con ese aire santurrón y por momentos psicodélico, que se retrae a artistas como Crosby, Stills, Nash & Young. Así que parecen estacionados en otra época. Sin embargo, la producción y su sonido en lugar de sonar añejo, esta lo suficientemente pulido para disfrutarse en la actualidad.

Las canciones de los Foxes pueden tener estribillos que suenan gigantes (grandilocuentes), así como atmósferas muy llevaderas, en las que sus armonías vocales son la clave. En ese aspecto el comienzo con «I Am All That I Need / Arroyo Seco / Thumbprint Scar» y «Cassius» es de lo mejorcito. Sin embargo, también hay canciones que pueden aburrir con sus melodías lentas y uniformes, aunque no son malas.

Otro problema es que con el correr de los minutos comienza a tornarse repetitivo. La fórmula resulta muy similar en cada corte y la falta de variaciones fuertes lo hacen aún más pesado para el oyente.

Persy

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Los Violadores – Fuera de Sektor (1986)

Puntaje del Disco: 8,5

  1. Fuera De Sektor8
  2. Noticias En La Noche8
  3. Tiempos De Acción7
  4. Más Allá Del Bien Y Del Mal7,5
  5. El Último Hombre5,5
  6. Zona Roja7,5
  7. Beat Africano8,5
  8. Sentimiento Fatal: 8,5
  9. La Era Del Corregidor7

En 1986 la banda pionera del punk rock sudamericano, Los Violadores, saca a la luz su tercer álbum de estudio ‘’Fuera De Sektor’’ así es, también mal escrita la última palabra del título como signo de rebeldía. Este disco marca el primer quiebre en el sonido de la banda. En primer lugar el estilo punk-rocker de los trabajos anteriores es un poco dejado de lado, y en su lugar la banda da un vuelco a la  música que empezaba a sonar en el momento en el país, como la new-wave y el post-punk, con melodías más comerciales y la presencia de teclados y sintetizadores e incluso algunos arreglos de bongós en algún caso.

La voz de Pil Trafa suena más melancólica y no tan protestante como nos tenía acostumbrado, la batería con un sonido más cerrado y apagado pero con buena presencia, el bajo toma más protagonismo en algunas canciones, y la guitarra sin tanta distorsión, con acordes más claros y con riff más inventivos por parte de Stuka.

Es de destacar el cambio de sonido por parte de la banda que aun así logró sacar un buen álbum con canciones que luego serían populares en el catálogo de la banda, dejando un poco atrás las letras anti-guerra y anti-política, sobre todo en la segunda mitad del disco, y con arreglos menos repetitivos que son muy particulares del punk.

Canciones para destacar del álbum son la homónima «Fuera De Sektor» que abre el disco con el estilo más alegre de The Cure, «Noticias En La Noche» con su riff característico y pegadizo, con un estilo parecido al siguiente «Más Alla Del Bien Y Del Mal», pero este último con tintes más apagados. «Zona Roja» uno de los más tocados en vivo por la banda con un sonido más rockero que los anteriores. «Beat Africano» es quizás el tema más rebuscado y experimentativo del álbum con tonos intercalados de bongós en medio de los otros instrumentos haciendo alusión a su título. El anteúltimo tema «Sentimiento Fatal» fue el más radial y terminó siendo el más conocido del tercer trabajo, que incluyo un videoclip muy televisado en ese entonces también.

Los integrantes fueron los cuatro mismos del disco anterior, además de terminar siendo la formación clásica del grupo y la que más ventas cosecho con el correr del tiempo. En la portada pueden apreciarse nuevamente a los cuatro integrantes de píe con vestimentas diferentes por parte de cada uno, pero manteniendo su estética punk particular.

El torno al disco quizás aleje un tanto a sus seguidores más acérrimos del punk, pero lograría cierta atracción por otra parte del público que empezaba a gestarse con el nuevo cambio musical que acontecía en el mundo musical. Un gran disco pero sobre todo por el motivo de la banda al animarse a experimentar y jugarse la aceptación por parte de sus seguidores y la crítica.

Johnny Prz.

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Noname – Room 25 (2018)

Puntaje del Disco: 8

  1. Self: 8,5
  2. Blaxploitation: 9
  3. Prayer Song: 8,5
  4. Window: 9
  5. Don’t Forget About Me: 7,5
  6. Regal: 7,5
  7. Montego Bae: 8
  8. Ace: 8,5
  9. Part of Me: 7
  10. With You: 8
  11. No Name: 7

Noname es el nombre artístico de Fatimah Nyeema Warner, una joven rapera proveniente de Chicago que comenzó desde la adolescencia a rapear y a participar de slamp poetry pero comenzó a hacerse conocida por sus colaboraciones con su coterraneo Chance the Rapper.

Room 25 (2018) es su primer LP, inspirado en la mudanza de Noname desde su ciudad natal a Los Angeles donde maduraría como artista y como persona. Acerca de sus principales finalidades para la grabación de su primer álbum estaban las financiera según explicaría: “Llegó un punto en que tenía que hacer un álbum para pagar el alquiler. No podía seguir cantando en los tours las mismas canciones, podría pero lo odiaría porque las estuvimos tocando por mucho tiempo”.

Con un tono de voz dulce y conversacionales, Fatimah se abre para combinar en sus letras desde temas sexuales y políticos, un testimonio personal con melodías complejas, sofisticadas y contagiosas que van desde el jazz al soul logrando destacarse en sus tracks más notables como “Blaxploitation”, “Prayer Song”, “Window” y “Ace”.

Room 25 oficia como la tesis de grado de una joven artista que fue capaz de crear un debut musical altamente disfrutable y que se ubicó entre las revelaciones discográficas del año pasado.

F.V.

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Aburrido / Bored

El aburrimiento es uno de los peores males del mundo. No el aburrimiento que nace del no hacer nada, ése en realidad es muy fácil de combatir; la inacción se contraataca con acción, el sedentarismo con movimiento y la nada con un poco de todo. El aburrimiento peligroso es el que nace de hacer (sobre todo cuando se hace mucho), hacer y hacer y hacer una y otra y otra vez sin descanso, sin cambio, sin variantes.

Uno pronto se aburre de los actos más simples, por mecánicos y habituales, como defecar o dormir. Para cuando uno cumple veinte años, ya no hay originalidad alguna en comer o bañarse; son actos meramente rutinarios… A menos, claro, que se nos presente un platillo exótico o una tina-casi-alberca de lujo. A los cuarenta, uno ya está aburrido de trabajar y de pagar impuestos. A los sesenta, uno ya se aburrió de aburrirse. Y a los ochenta uno ya está aburrido hasta de esperar la muerte.

Aburrirse, ¡pero aburrirse de veras!, es una de esas cosas que no se quitan con nada. Dinero, fama, poder, inmunidad, drogas, sexo son inútiles frente al aburrimiento. Lo peor de todo es que el aburrimiento también es aburrido. Y uno termina por aburrirse de amar, de sonreír, de vivir.

Pero todo esto tiene, como todo, un lado positivo: Cuando uno se aburre, entonces uno ya es adulto. Madurar es la clave. Ya no ser un adolescente que lucha y se rebela y exige sus derechos y pide justicia y busca el amor y defiende a sus amigos y quiere un futuro posible y hace cualquier cosa por cualquier otra cosa. ¡Qué aburrido! Mejor es madurar.

Kobda Rocha

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Thurston Moore – Rock N Roll Consciousness (2017)

Puntaje del Disco: 8

  1. Exalted: 8
  2. Cusp: 7,5
  3. Turn On: 8
  4. Smoke of Dreams: 7
  5. Aphrodite: 9

En Rock n Roll Consciousness (2017), el quinto volumen firmado a su nombre y tercero desde la disolución de Sonic Youth, Thurston Moore nos ofrece tan solo cinco canciones pero cada una de ellas de rico contenido musical y una larga duración.

Entre los temas de mayor extensión “Exalted” y “Turn On”, y los que más rememoran a los míticos Sonic Youth, aparece el Moore que todos conocemos, un guitarrista con todos los recursos que maneja a su antojo: la intensidad, la emoción y sobre todo la experimentación. Sin embargo es en “Aphrodite” donde se registra su mayor ímpetu creativo, con una destacada performance con melodías de guitarra sobrenaturales.

Consultado acerca de que esperar con su nuevo disco Moore declararía: “El disco trata sobre las promesas de un nuevo tiempo, de primavera y de cosas nuevas sucediendo. De cosas que se van al bosque de las tinieblas. Y surgen oráculos. Es un disco en el que me quería centrar en la banda: Deb Mooge (de My Bloody Valentine) al bajo; James Sedwards a la guitarra y Steve Shelley (colaborador con Sonic Youth). Llevamos tres años tocando juntos es un grupo que quiero presentar. Hay una excelente guitarra y una sección rítmicas. La mayoría de las canciones son muy largas.”

Desde el punto de vista personal este legendario, artista ya entrado en sus sesenta años y observando a su país desde su nueva locación, Londres, contaría sus sensaciones sobre los Estados Unidos de Trump: “La brutalidad policial es un poco de lo que trata América ahora mismo y Donald Trump es el máximo representante de eso. Necesita ser parado, esposado y lanzado a una pila de ácido. Se están reescribiendo las leyes para crear miedo y paranoia, convierten al otro en enemigo de entrada. América siempre ha estado muy dividida entre una parte muy liberal e izquierdista y una parte importante que es xenófoba, racista. Y ahora mismo esta es la gente que está al cargo. El Ku Klux Klan está a cargo. Han encontrado las llaves del arsenal nuclear. Y están dispuestos a utilizarlo.

F.V.

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