apologia-de-un-escritor

Apología de un escritor

No recuerdo mi rostro. No recuerdo mi cuerpo. No recuerdo la forma de mi espalda ni recuerdo quién era yo cuando solía ser yo, antes de ti, antes de mi padre, antes del mundo, antes de todo. La vejez me persigue por la vida, va conmigo a todos lados, me ha besado las manos desde que nací; la tristeza nunca estuvo presente, pero dos ríos de sal brotan fríos cada mañana; la gente me abrazó fuerte y largo, dejándome solo. No hay razón para llorar ni razón para reír.

Tristeza, Solitud y Vejez son mi dios. Me han creado, me han criado, y luego me matarán. Mi destino está sujeto a su voluntad, mi futuro depende de sus decisiones. Un hombre no es sí mismo sin su dios. Tenemos un lazo sagrado sin alabanzas, sin plegarias, sin amor.

He vivido pleno como todo ser humano lo ha hecho: atado a un gobierno, a una nación, a un apellido, a un idioma, a un sueño. Mi vida no depende de mí, mi muerte tampoco, ni mi cuerpo, ni mis ideas. Yo no soy yo. Sólo soy una transformación más en el sistema evolutivo de la especie. Soy quien debía ser hasta donde pude serlo.

Los caminos recorrieron mis pies, los sabores probaron mi boca, los placeres banales disfrutaron mi cuerpo. He vivido muchas veces en distintos lugares, momentos y estilos. El precio de vivir tantas veces es morir una sola vez, y mi crédito pronto terminará.

Hoy tengo más recuerdos que planes. No distingo entre mi vida y mis libros. No me arrepiento, no me disculpo; tampoco me alegro ni presumo. He vivido tantas veces, he vivido tantas vidas. Otros como yo dejaron su testamento en mi alacena, me obsequiaron sus romances, sus problemas, sus ideas, sus vidas enteras en unas cuantas páginas, en unos cuantos óleos, en unas cuantas partituras, en unas cuantas cintas, en unas cuantas enseñanzas, en unos cuantos consejos.

Yo soy la vida de otros como yo a través de sus letras. Ahora, ante la muerte y ante mi dios, dejaré estas letras en tus manos… No las dejo para que vivas mi vida, no las dejo para que aprendas de mí, sino para que lo evites.

 

Kobda Rocha

Tu puntuación
(Votos: 2 Promedio: 4.5)

Deja un comentario