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La doctora Flynn

La doctora Flynn pudo ser una esposa feliz, tener una vida de ensueño con el amor de su vida. Pero primero estaban su trabajo y su carrera. Quería respeto, quería gloria, fortuna, poder. No sólo quería un poco, lo quería todo, no importaba el costo: lamer los zapatos de quien fuera, besar el trasero de todo el mundo, deshacerse de quien se entrometiera, acostarse con los que fuera necesario, hacer lo impensable; nada la iba a detener hasta conseguir lo que quería.

Las decisiones que tomamos, los caminos escogemos, la vida que esleemos son los verdaderos creadores del destino, el continuo de los actos en realidad se encuentra en nuestras manos. Así, todo lo que hizo y todo lo que dijo la doctora Flynn es lo que terminó alejando a su amado para siempre, para nunca más volver. Se presionó tanto en seguir adelante, se empecinó con tanta fuerza que terminó por ignorar su propia salud y eventualmente se resquebrajó en mil pedazos. Porque aquellos que ignoran la voz de su corazón, sobre todo cuando éste se rompe, están condenados a la desgracia.

Tarde o temprano, como suele ocurrir ante estas situaciones, la doctora Flynn buscó ese amor con desesperación y ahinco. Pero estaba demasiado enferma, por dentro, en el alma, tan carente de fe, cordura y esperanza. Y al final aceptó casarse con un anciano gruñón y solitario de quien no sabía más que su nombre y quien tampoco mostraba mayor interés en conocerla a profundidad. La doctora Flynn cayó en picada hacia un infierno privado, reservado para los desdichados sin sueños ni suspiros, donde la belleza y el cerebro no son requeridos.

Las mujeres que desean merecer el mundo a sus piés, cegadas por la ambición de autosuficiencia y poder, mintiéndose a sí mismas y creyendo que en verdad pueden hacer realidad todo cuanto codician, recorren una avenida fácil de transitar, la del súper hombre que conquista el mundo, pero se visten una bata de cobardía cuando llega el momento de enfrentar la eternidad. Que es lo de veras importante en esta vida. Y lo que de veras es difícil de conseguir: una vida tranquila con un buen hombre en pleno, mutuo y verdadero amor.

 

Kobda Rocha

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