Puntaje del Disco: 8,5
- Lonesome Street: 9
- New World Towers: 8
- Go Out: 9
- Ice Cream Man: 8,5
- Thought I Was a Spaceman: 8,5
- I Broadcast: 8
- My Terracotta Heart: 7,5
- There Are Too Many of Us: 8
- Ghost Ship: 7
- Pyongyang: 8,5
- Ong Ong: 7,5
- Mirrorball: 7,5
Pocas cosas originales se pueden escribir sobre la hiper promocionada y esperada vuelta a los estudios de uno de los grupos más importantes de la década del noventa, Blur, que finalmente se concretó en 2015 con su primer disco en doce años pero en realidad deberían ser dieciséis si se cuenta desde el último de la dupla Damon Albarn – Graham Coxon juntos.
En The Magic Whip tenemos de todo un poco, evocaciones del Brit Pop, rock alternativo del bueno, melodías orientales y momentos intimistas a lo Everyday Robot (El más reciente trabajo solista de Damon), pero principalmente estamos ante las mentes creativas de Blur en su máximo potencial, con buenas ideas, composiciones y tomándose en serio esta vuelta como lo merecía la historia de esta legendaria banda.
Mucho se especulo con si retomarían el ritmo de los noventa y grabarían muchos discos después de The Magic Whip, Sobre el retorno a los estudios con Blur y el futuro inmediato Albarn diría lo siguiente: “Para mí, es solo un disco más. Tiene la particularidad de haber sido grabado junto a mi viejo amigo Graham Coxon, pero la verdad es que hago discos todo el tiempo, con un montón de gente, con estilos muy distintos. Y cuando trabajo en esos proyectos, me entrego totalmente. No hay jerarquías entre las bandas en las que participo. Estoy igual de implicado en cada una. Doy todo. No me guardo ninguna idea bajo la manga para privilegiar a Blur. No siento que yo forme parte de Blur más que de Gorillaz, por ejemplo, ni de los grupos de Mali con los que toco. Lo que me excita es siempre la siguiente etapa. Es más, en este momento mi cotidianeidad tiene que ver con este nuevo disco, porque estamos ensayando y pronto vamos a salir a tocar.”
También contaría sobre el proceso de grabación y de componer juntos nuevamente: “Estábamos de gira en Asia en mayo de 2013 y de un día para el otro se canceló una fecha que teníamos en Tokio. Así que, en lugar de volver a Inglaterra, decidimos ver si todavía podíamos componer juntos. Hicimos todo en cinco días, en Hong Kong. Creo que en ese momento no nos dimos cuenta de que pasaba algo tan intenso, tan colectivo. Nos hacía muy bien volver a estar los cuatro juntos, sin objetivos, en un pequeño estudio caótico. Íbamos cada mañana en subte, nos quedábamos encerrados diez horas en ese sauna y volvíamos para acostarnos. Tres de nosotros ahora tienen hijos, así que habría sido muy complicado conseguir esa libertad y esa concentración en Inglaterra. Y también habría sido imposible empezar de cero en un estudio tradicional, en el que tuviéramos disponibles una determinada cantidad de horas. En Hong Kong redescubrimos la felicidad de tocar canciones de diez minutos. Las ideas volaban… Y Graham Coxon agregaría: “Mi conclusión es que entre nosotros está todo bien siempre y cuando nos dediquemos a un proyecto en común y tengamos cosas concretas para hacer. En cambio, si empezamos a holgazanear en el estudio y a sentir la desocupación, termina todo mal. Acá no hubo tiempo para eso. Damon llegó con ideas frescas y secuencias excitantes en su computadora. Nadie sabía que estábamos grabando, y además elegimos la intimidad de un pequeño estudio: eso crea condiciones muy particulares y relajantes. Parecía casi un milagro después de todo lo que habíamos pasado.”
The Magic Whip es un regreso triunfal para la banda icono del brit pop en los noventa. Suena familiar, pero a la vez exploratorio, hay estribillos, canciones, ideas locas, experimentación probando otra vez la inigualable sociedad creativa entre dos grandes genios en la historia moderna del rock.
F.V.