Casi veinticinco años pasaron desde la última vez que Bruce Sprinsgsteen visitó la Argentina. En aquella oportunidad se había presentado junto a Sting, Peter Gabriel, Tracy Chapman y Youssou N´Dour en la ciudad de Mendoza y en Buenos Aires en los recordados conciertos de Amnisty International en defensa de los Derechos Humanos.
Luego de haber estado en Chile en un show muy emotivo donde rindió tributo a Víctor Jara al cantar su versión de “Manifiesto”, El Jefe desembarcaba nuevamente en tierras argentinas para continuar con el Wrecking Ball Tour. En esta ocasión, el Estadio de GEBA fue el escenario elegido y albergó a cerca de 15 mil personas, de tres generaciones que se acercaron a pesar del intenso frío, para rendirle tributo a uno de artistas con mayor presencia en espectáculos al aire libre.
Pasadas las nueve de la noche en un escenario austero pero con pantallas de gran calidad de imagen, Bruce Springsteen salió a escena y con su figura, el frío desapareció inmediatamente. Acompañado por la numerosa E Street Band, Bruce ensayó los primeros saludos en un español perfectamente entendible y dio comienzo al show con la orquestal “This Little Light of Mine”. Luego fue el turno de “We Take Care of Our Own” y “Death to My Hometown”, dos encendidos temas de protesta de su último disco y los clásicos “Badlands” y “No Surrender”.
Luciendo un chaleco negro y una corbata dentro de la camisa Bruce desafiaba las bajas temperaturas y se colocaba en el rol de predicador antes de entonar “Spirits in the Night” y recorriendo constantemente el escenario para conectarse con el público, tomaba los carteles alegóricos a temas de su carrera, que la gente con devoción agitaba (como sucedió con “Cover Me” del exitoso “Born in the USA”).
Prácticamente sin pausa, Bruce no dejaba de tocar y cantar y demostraba que sus 63 años lejos están de hacer mella en su espíritu y con sus gestos y carisma dejaba en claro su innegable condición de showman, dándose tiempo para notar el tren que atravesaba el lateral del estadio y que aprovechó para anunciar “Downbound Train”.
Sucedieron “Hungry Heart”, “The River” y la fabulosa “American Skin (41 Shots)”, en un marco musicalmente impecable. “Waiting on a Sunny Day” contó con la participación de un chico que Bruce tomó del público para darle el recuerdo de su vida y “Thunder Road” y “Land of Hope and Dreams” cerraban la primera parte de espectáculo que se desarrollaba sin fisuras.
“We Are Alive” fue la encargada de retomar a la banda al escenario y “Born in the USA” se alzó como el himno de protesta por excelencia en la carrera de Srpingsteen. “Born to Run”, “Bobby Jean”, el clásico “Glory Days” y “Dancing in the Dark” (con el típico baile de una dama del público en escenario), anunciaban que el final se acercaba.
Al ritmo de “Shout”, cover de The Isley Brothers, The E Steet Band se despedía del público y dejaban al Jefe a cargo del cierre final, quien agradeció el caluroso trato de los argentinos y tocó el tema “This Hard Land”, que será subida en su sitio web en versión en castellano, según anunció el propio Springsteen. No sin antes prometer un pronto retorno, El Jefe dio por concluida su tarea y nos dejó con una hermosa sensación de satisfacción por haber visto no sólo un excelente recital sino también por tener nuevamente a un fabuloso artista que aguardaba el reconocimiento de sus seguidores argentinos.
Piro