Puntaje de la Película:

• Año: 1982
• Género: Terror
• Director: John Carpenter
• Reparto: Kurt Russell, Wilford Brimley, Keith David

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John Carpenter pasaba en aquellos comienzos de los ’80 en su estado de gracia como director. Venía de filmar clásicos como “Halloween” y “Escape de Nueva York”, y ahora se encomendaba a la tarea de versionar el clásico de los ’50, “La cosa de otro mundo”, basada en un relato de 1930 sobre un extraterrestre capaz de absorber e imitar entes orgánicos. Son muchos los puristas del cine los que opinan que es pecado hacer remakes de buenas películas, pero Carpenter hizo acá uno de los mejores de la historia del cine. Con un reparto muy reducido y escasez de ambiente y diversidad musical, se crea una ambientación genial e inigualada de claustrofobia y angustia. El compositor, el gran Ennio Morricone creó una partitura simple y monotemática (en la línea de “Tiburón”), que absorbe al espectador en los temores del relato.

Para los efectos especiales, que serían la joya del proyecto, Carpenter convoca a un referente del terror artesanal, el talentoso Rob Bottin, quién con apenas 22 años de edad se entregó de cuerpo y alma al trabajo (terminando internado por fatiga extrema luego del estreno), viviendo en el set y trabajando día y noche en elaborar los maravillosos y artesanales efectos, que causaron horror e impresión en su momento y lo siguen haciendo hoy, ya acostumbrados al CGI, la animación por computadora. El gore (horror gráfico) es el protagonista de la cinta; la Cosa se mueve discretamente, se oculta, y solo aparece cuando debe defenderse de ataques. Solo de a ratos nos sumergimos en una orgía de sangre y tripas, con imágenes que quedaron indelebles en la historia del género. Si son flojos de estómago, no es recomendable ver esta película. Si les encanta la propuesta, véanla solos y de noche. Y en invierno, si es posible.

En 2011 se estrenó una precuela de esta película, del mismo título, y que cubre los sucesos previos al comienzo de la obra de Carpenter, en la base noruega. Solo puedo destacar de esta película la belleza de la protagonista, Mary Elizabeth Winstead, ya que el director equivocó el camino en apostar al gore como contenido primario de su versión y no a la paranoia y la claustrofobia, como Carpenter correctamente hizo.

Gustavo