Coprofernalia para triptofanitos retuertos

Crucé la infancia con la tortura de atinar a responder correctamente la pregunta más farisea que puede lanzarse contra un niño ingenuo y perturbado: “¿qué quieres ser de grande?”.

Quiero ser una buena persona, quiero ser un hombre justo, quiero ser honrado y honesto, quiero ser un buen amigo y el mejor esposo, quiero ser un excelente ser humano; ninguna respuesta satisfizo nunca a los adultos. Ellos esperaban que respondiera con un verbo, una acción, lo que quería hacer, una profesión. Quiero ser un lector loable, quiero ser un gran pensador, quiero recostarme en el campo y mirar el cielo todos los días, quiero ser el mejor escucha que un músico pueda tener, quiero ser un fiel fanático de las artes, quiero aprender a apreciarlo todo, quiero amar la vida, el mundo y los humanos en él. Pero ninguna respuesta satisfizo nunca a los adultos.

“Astronauta, maestro, doctor, bombero” decían otros niños. “Quiero ser rico, ¡millonario!” parecía funcionarle a mi primo segundo. “Quiero ser como mi mamá” contestaba mi vecina. Pude plagiarme sus respuestas, pero preferí ser sincero con ellos y conmigo ―aunque eso me costara el bienestar emocional. Quiero ser feliz, quiero ser dios, quiero ser yo mismo. Sólo conseguí sendas risas y leves burlas por mi pueril inocencia. “Ya crecerá,” se decían los unos a los otros sin preocuparse por que yo los escuchara, como dando por hecho que era tonto y que no entendía lo que eso significaba; “tendrá que madurar algún día” repetían incrédulos.

Tenían razón. Crecí, y maduré. Por fin lo conseguí. Ahora soy una buena persona, soy un hombre justo, soy honrado y honesto, soy un buen amigo y el mejor esposo, soy un excelente ser humano, soy un lector loable, soy un gran pensador, me recuesto en el campo y miro el cielo todos los días, soy el mejor escucha que un músico puede tener, soy un fiel fanático de las artes, he aprendido a apreciarlo todo, amo la vida, el mundo y los humanos en él, soy feliz, soy dios, soy yo mismo. Con embargo, los adultos todavía no están satisfechos con ello.

Kobda Rocha

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