Skay Beilinson – El Engranaje de Cristal (2016)

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Puntaje del Disco: 8

  1. Cascara: 9
  2. Quisiera Llevarte: 8
  3. Egotrip: 7
  4. El Equilibrista: 8,5
  5. En La Fragua: 7,5
  6. La Procesión: 8,5
  7. Chico Bomba: 8
  8. La Calle del Limbo: 7
  9. El Carguero del Sur: 8
  10. Epílogo: 7,5

Skay Beilinson confirma disco tras disco que se encuentra en la elite del rock nacional. Se reinventa constantemente pero sin perder su estilo y parece haberse encontrado consigo mismo y en su mejor versión, logró una identidad en su carrera solista, alejándolo de su glorioso pasado, inclusive con lo que esto significa siendo el guitarrista principal de una banda del calibre y la historia de Los Redonditos de Ricota.

En este sexto álbum, El Engranaje de Cristal, Skay y Los Fakires resumen en diez canciones el camino recorrido por el artista desde sus inicios como solista en 2002 con A Través del Mar de los Sargazos.

Cada canción narra historias musicalizadas con riffs de guitarra aceitados, rock del bueno y ritmos orientales, que forman parte del universo musical que supo crear Skay a su medida. La psicodélica y arábiga “Cascara” abre el disco en forma prometedora, y dentro del listado de temas encontramos otros clásicos instantáneos fiel del estilo de el flaco Skay, “Quisiera Llevarte”, “El Equilibrista” y “Chico Bomba”, sin olvidarse por otro rock épico con ritmo árabes, “La Procesión”.

Su aventura alejado de Los Redondos ya lleva catorce años y más allá de los matices siempre sus productos tuvieron calidad garantizada. En este caso suena fresco y despojado. Tan seguro de su estilo que cumple con creces con las expectativas que siempre genera con cada una de sus apariciones.

F.V.

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Radiohead – A Moon Shaped Pool (2016)

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Puntaje del Disco: 8,5

  1. Burn the Witch: 8,5
  2. Daydreaming: 9
  3. Decks Dark: 8
  4. Desert Island Disk: 5
  5. Ful Stop: 8,5
  6. Glass Eyes: 7,5
  7. Identikit: 9
  8. The Numbers: 8,5
  9. Present Tense: 9
  10. Tinker Tailor Soldier Rich Man Poor Man Beggar Man: 8
  11. True Love Waits: 8,5

Por su impacto e influencia en la música de los últimos 25 años, Radiohead son considerados una de las bandas más importantes de la actualidad, es por ello que su noveno disco de estudio, A Moon Shaped Pool se convirtió en uno de los álbumes más esperados del año. A cinco años de aquel controversial The King of Limbs, los Ingleses se embarcaron en una misteriosa campaña de promoción que incluyó el envió por  correo de un folleto a compradores previos de mercancía de la banda, así como la desaparición total de la web por parte de la banda; finalmente el ocho de mayo la espera terminó ¿Qué sorpresa tenían ahora Thom Yorke y los suyos?

Inmediatamente saltaron a la vista muchos detalles; las canciones del disco estaban ordenadas alfabéticamente, en la lista había nombres conocidos, varios temas que ya habían sido estrenados en vivo ¡Sobretodo la incorporación de la versión de estudio de “True Love Waits”, tema con más de veinte años de existencia! Radiohead hicieron de las suyas una vez más y de eso les expondré en esta reseña.

Los de Oxford son una banda relativamente impredecible; a veces tirándole a lo electrónico, a veces a lo rockero y a veces a lo ambiental. No obstante siempre podremos esperar dos cosas por parte de ellos y estas son 1) la letra e interpretación melancólica y sufrida de Thom Yorke y 2) la experimentación con instrumentos y estructuras. Moon Shaped Pool no es la excepción y encontraremos esas dos observaciones, pero también resaltan otro par de características que lo hacen único respecto a toda la discografía de la banda. En cuanto a la temática estamos ante el disco más intimista y emocionalmente demoledor de toda la banda y musicalmente estamos ante el trabajo más minimalista de la banda.

En Agosto del año pasado, Thom Yorke dio la noticia del divorcio de él y su pareja tras 23 años juntos, la devastación y el dolor del cantante se ven angustiosamente reflejados a través de una gran mayoría de las canciones, Thom siempre ha cantado sobre la ansiedad, el dolor y la paranoia, pero ahora no solo lo canta, sino lo siente, en sus canciones está plasmada la confusión,  el sufrimiento y la resignación en una etapa muy difícil de su vida. No hay que ir más allá que del tema distintivo del disco, la bellísima y desgarradora “Daydreaming”, una canción etérea y cristalina que vino acompañada de un disco donde un perdido Thom divaga por puerta tras puerta, introspectivamente enfrentándose a su pasado y a los recuerdos, cantando destrozado “And it’s too late, the  damage is done”. Temazo sin más ni menos y un muestra clara de la capacidad que tiene esta banda para evocar intensas emociones.  Es un disco muy personal sin duda y créanme que el  coro “Just don’t leave” de “True Love Waits” nunca antes se sintió tan a flor de piel. La intensidad emocional la encontraran en mas canciones y forma la temática de este disco de rompimiento, de perdida y de desolación.

La música va de la mano con la letra, en este álbum predomina un ambiente etéreo, un sonido atmosférico y sensible, minimalista para los estándares de la banda. Esto es lo más cercano a Radiohead haciendo Dream Pop. “True Love Waits” es quizás el ejemplo claro, ya que si bien antes era acústica y un poco acelerada, ahora se reduce a un repetitivo teclado y efectos ambientales.  Para el desarrollo de tal sonido es donde entra el ingenio de Jonny Greenwood quien para darle un toque único al disco se encargó de dirigir una sección de cuerdas de la London Contemporary Orchestra, de modo que estos arreglos se encuentran constantemente a lo largo del disco. Inclusive el opener del disco “Burn the  Witch” (otro tema con muchos años de gestación) se vale de un marcado uso de las cuerdas para transmitir ansiedad y sensación de peligro, pero a la vez ser el tema más  animado del disco. Una maravilla lo que hace esta orquesta en el disco (tan solo escuchen el final de “Tinker Tailor Soldier Rich Man Poor Man Beggar Man”, exquisito)

Pero no todo es cuerdas y ambient, hay lugar para los clásicos temas electrónicos que acostumbran, tales como “Ful Stop” que  con sus baterías amenazadoras (trabajo conjunto de Phil Selway y Clive Deamer) y los efectos de la mano de Ed O’ Brien se muestra movida y creciente. También está la bailable “Identikit” donde a los que gustan del sonido de las guitarras disfrutaran de un solo de Jonny (¿Hace cuanto no tocaba uno en un disco?).  De mi parte me gustaría hacer hincapié en un par de canciones que me encantaron, la primera “The Numbers” que a diferencia del resto de los temas trata sobre el desastre climático que tanto preocupa a Thom. Pero mi favorita absoluta es “Present Tense” en el cual la banda llega al punto de impregnarse de música brasileña y hacer una especie de Bossanova, con un llamativo arpegio de guitarra y la presencia de loops vocales dando más presencia,  el coro es hermoso y la armonía inigualable. Una joyita.

Para concluir con esta reseña, transportémonos al final de “Daydreaming”, Thom declara las siguientes palabras:

We are
Just happy to serve
Just happy to serve
You

Radiohead han servido bien a nuestros oídos y parece que todavía tienen más que dar. Por tanto esperemos unos años más para la siguiente sorpresa mientras continuamos deleitándonos en este disco y la destacable discografía de esta banda.

Gera Ramos

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